Antonio Casado – Pica en Flandes de Puigdemont


MADRID, (OTR/PRESS)

Todo hace pensar que sus consellers (ya cesados) acudirán a la cita en la Audiencia Nacional en ausencia del president, que sigue haciendo el ridículo en su postrer intento de poner una pica en Flandes. Se trataría de derrocar la doctrina del triunvirato europeo (Juncker, Tajani y Tusk). A saber: el conflicto catalán es «un problema interno español».
El president ha montado su esperpéntica fuga a la capital europea para enredar lo que haga falta hasta conseguir que el conflicto catalán sea visto, efectivamente, como un problema europeo. Es uno de los dos objetivos de la fuga. Pasa por empezar creando un problema en el cuarteado Estado belga, donde flamencos y valones se ven con mutua aversión por razones históricas. Pero hay un segundo objetivo: escapar de la justicia española, si esta no acepta sus condiciones para que no parezca que se escapa. Por ejemplo, declarar por videoconferencia.
No es exactamente que quiera pedir asilo político, harto difícil en un área común de Estados comprometidos en la defensa de los derechos humanos y las libertades fundamentales. No, más bien se trata de ganar tiempo. De hacerse visible en un prolongado proceso de objeciones jurídico-políticas a una muy previsible orden de detención europea o una extradición reclamada por el Reino de España.
Para llevar a cabo todo eso Puigdemnont ha contratado a un abogado, aunque muchos pensamos que debería contratar a un psiquiatra. Ese letrado, viejo conocido de nuestras autoridades, que en su día reclamaban la extradición de etarras huidos de la justicia, utilizará las dudas existentes sobre los delitos de rebelión y sedición como supuestos de entrega inmediata.
Puede ocurrir que el jueves y el viernes acudan a la Audiencia Nacional (Govern, ex consejeros, no aforados) y al Tribunal Supremo (Mesa del Parlament, aforados) todos los imputados (investigados, se dice ahora) por el plan secesionista contra el estado. Menos uno. El que les embarcó en la fallida operación por la causa de una Cataluña grande y libre.
Me refiero a Carles Puigdemont, que así continuaría la estrategia fundacional de quien heredó el cargo, Artur Mas. Confrontación. Decidida en 2012, cuando España, a punto de ser rescatada por la Uinión Europa, estaba al borde de la bancarrota economica. Más débil que nunca. Estrategia redoblada cuando a la debilidad económica se añadió la debilidad política, a raíz de las elecciones del 20 de diciembre de 2015.
Esas condiciones de fragilidad del Estado fueron aprovechadas por Mas, primero, y Puigdemont, después, para confrontarse con una España en horas bajas. Pero a estas alturas me temo que en esa estrategia se ha quedado solo y lo único que va a europeizar ahora es su propio ridículo.

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