La semana política que empieza – Voces que faltan en la España del silencio


MADRID, (OTR/PRESS)

Entiéndame: no es que todo el mundo esté silencioso en la España-vacacional-como-si-nada-pasase. Es que los que deberían hablar, comunicarnos cosas a los ciudadanos, guardan tenaz silencio en este cuarto de hora. Mientras que otros, que tal vez no tienen cosas de gran interés que decir, andan todo el día frente a micros, cenáculos y mentideros, aprovechando los huecos para expresar opiniones de mejorable calidad democrática y técnica. Así que paso a enumerar cuáles son las voces que echo de menos en mayor medida en estos momentos. Y lo hago en un día como este, en el que desde despachos de guardia se cuentan las horas que faltan para que uno de los que, ay, no están silenciosos, el president Puigdemont, nos anuncie si va o no -yo creo que será no_ a convocar elecciones para el mismo día fatídico del referéndum, el 1 de octubre, cincuenta y cinco días nos separan apenas de esa fecha.
Por supuesto, estoy, como todos, pendiente de Puigdemont. Este lunes se le acaba el plazo legal, para lo que le valga, si quiere convocar unas elecciones autonómicas el 1 de octubre, haciendo coincidir las urnas de cartón, o de lo que sean, del referéndum separatista ilegal con las muy legales urnas electorales. Yo creo que en La Moncloa, en Ferraz, en todas partes, piensan que Puigdemont no quiere consumar la locura dando este paso, que invalidaría también las propias elecciones. Pero, ya que estamos, me gustaría que el presidente del Gobierno central abandonase por unos minutos su retiro de pedra e auga para ilustrarnos a los españoles acerca de qué piensa hacer, al margen de utilizar el Constitucional y la normativa vigente, para frenar la locura del president de la Generalitat y adláteres, que no son pocos.
Soy de los que creen que la tranquilidad de Rajoy se basa en que tiene mejor información que los demás. Faltaría más; todos los jefes de Gobierno la tienen. Unas la utilizan mejor, otros peor. Rajoy, que no se precipita, es la verdad, la utilizó en su momento para que Jordi Pujol lanzase su primera confesión de corrupto, desatando todos los rayos del cielo. Ignoro, claro, qué as tiene en la manga, qué bomba informativa atesora, pero seguro -bueno, espero que así sea_ que algo de eso hay. Y lo veremos pronto… Por cierto, que estamos en vísperas del encuentro «tradicional» del jefe del Gobierno con el jefe del Estado, en esa ciudad desnortada y abarrotada por el denostado turismo que es Palma de Mallorca. Nunca menos tradicional, menos rutinario, ese encuentro que ahora, cuando hay asuntos muy serios sobre la mesa.
Bueno, en realidad, en el espinoso tema catalán, que, según el CIS, tan poco preocupa a los españoles (¿?), me faltan muchas voces, desde la de la alcaldesa Ada Colau, que menudos momentos para irse de vacaciones, hasta las de tantos empresarios, banqueros, artistas, gente corriente y moliente, empeñados en ser la mayoría silenciosa y sufriente de los desmanes de sus dirigentes, a los que han votado… o no, como ocurre con la CUP, que, con una mínima representación parlamentaria, es la que manda en el ejército de Pancho Villa.
Bueno, y ando a la espera de que Pedro Sánchez salga también a la palestra y se enfrente a este morlaco catalán, valga la contradicción, narrándonos qué diablos piensa hacer. Anda tan tímido el secretario general socialista a la hora de comparecer ante los medios que ni siquiera sale en persona a festejar los resultados de la encuesta del CIS: ¿qué está pasando ahí?

Otro tímido verbal -es una manera de hablar, usted me entiende_ que anda por ahí, creo que por Gredos, vacacionando es el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, que menudo lío tiene en Cataluña con el «delegado» allí, Albano Dante Fachín. Claro que Iglesias también tiene lío en Venezuela, y seguimos esperando una declaración de condena de la formación morada sobre lo que en el país hermano está ocurriendo, que es extremadamente grave y puede acabar muy, pero que muy, mal. Y, puestos a aguardar alguna declaración, ahora que hablamos de Venezuela, me atrevería a pedirle una al mediador José Luis Rodríguez Zapatero: una declaración de condena inequívoca a los desmanes antidemocráticos de Nicolás Maduro. Ya nada tiene que ver lo que hace el presidente bolivariano con la derecha o con la izquierda, y sería un error seguir considerando que Maduro es un progresista y la oposición unos ultraderechistas; hablamos de supervivencia del pueblo venezolano, nada menos.
Ya ve usted que nos faltan muchas, demasiadas, voces en el panorama informativo-político-social veraniego. Sospecho que algunos de los citados en este comentario van a hablar pronto. A ver si dicen cosas con las que podamos, los espectadores ansiosos, identificarnos.

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