Escaño cero – ¿Y qué más?


MADRID, 27 (OTR/PRESS)

Mientras Carles Puigdemont continúa poniendo en marcha medidas encaminadas a que se celebre el referéndum el 1 de octubre y presumiendo además de que no piensa acatar ninguna decisión del Tribunal Constitucional, desde el PSOE su secretario general insiste en que hay que dialogar y arbitrar medidas políticas para desactivar el órdago del independentismo catalán.
El problema es que los independentistas catalanes con Puigdemont, Junqueras y la «trouppe» de la CUP no quieren hablar salvo de la celebración de su referéndum ilegal.
De manera que la única manera de empezar a sentar las bases de un dialogo que conlleve una reforma de la Constitución, y una nueva ley de financiación autonómica pasa porque desde la Generalitat frenen el proceso diabólico e irresponsable que han puesto en marcha.
Pero la pelota no está en el tejado del Gobierno sino en el de la Generalitat. De ahí que resulte un tanto tramposa la posición de los dirigentes del PSOE insistiendo en que hay que hablar y que están en contra de las medidas que va a arbitrando el Ejecutivo, bastante prudentes hasta ahora, para intentar desactivar o al menos frenar la convocatoria del referéndum.
No he escuchado a ningún dirigente independentista decir que se apunta a lo que dice Pedro Sánchez y que están dispuestos a sentarse a hablar.
De manera que lo que no se puede pedir al Gobierno de la Nación es que no adopte ninguna medida para impedir el referéndum.
No sé lo que haría Pedro Sánchez si estuviera en el Gobierno pero imagino que no podría hacer nada distinto a lo que hace Mariano Rajoy una vez que Carles Puigdemont y los suyos insisten en que habrá referéndum sí o sí.
La obligación del Gobierno es impedir esa consulta. Así de claro. Lo contrario supondría una dejación de su responsabilidad y el PSOE no puede aprovechar esta coyuntura para hacer demagogia.
Ahora no estamos en lo que Mariano Rajoy y su Gobierno debieron de hacer en el pasado sino en lo que se puede hacer en el presente. Y en el presente solo cabe que la Generalitat de marcha atrás en la convocatoria del referéndum. Insisto, hasta ahora no se les ha escuchado decir ni a Puigdemont ni a al resto de sus consejeros que están dispuestos a dar marcha atrás si el Gobierno abre una mesa de diálogo para hablar de sus reivindicaciones. Ojalá lo hicieran. Y ojalá Pedro Sánchez si ha encontrado la piedra filosofal para arreglar el problema la comparta con el resto de los ciudadanos amen de oponerse a cualquier medida que pueda adoptar el Ejecutivo para frenar que se quebrante la ley en Cataluña. Vamos, digo yo.

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