Cayetano González – Sánchez y el guión previsto


MADRID, 26 (OTR/PRESS)

Nadie debería llevarse a engaño. Se puede discrepar en muchas cuestiones del recién reelegido secretario general del PSOE, pero no de que no haya manifestado en diversas ocasiones en los últimos meses cuál es su objetivo prioritario: liderar a la izquierda para echar a la derecha del poder. Y a eso se está dedicando desde el minuto uno de su proclamación como líder de los socialistas en el 39 Congreso Federal celebrado hace ocho días en Madrid.
Sánchez, con la lección aprendida tras su defenestración como secretario general en el tormentoso Comité Federal del 1 de octubre del pasado año, ha empezado conformando una comisión ejecutiva de fieles, sin cuotas territoriales ni barones del partido. La única excepción que ha hecho ha sido la de integrar a uno de sus contrincantes en las primarias, Patxi López, lo cual ha sido una decisión inteligente, porque de esa manera se gana para su causa al 10% d los militantes que votaron en esas primarias al ex -lehendakari.
Y como el reelegido secretario general del PSOE sabe que las decisiones importantes, los gestos, los cambios de rumbo, hay que hacerlos muy al comienzo del mandato, en los primeros días o semanas del mismo, ya se ha embarcado en uno que ha generado mucha polémica: el no apoyo por parte del PSOE al tratado comercial de la Unión Europea con Canadá (CETA por sus siglas en inglés), que sin embargo si fue apoyado por los eurodiputados socialistas españoles en Bruselas o en la propia Comisión de Exteriores de Congreso la pasada semana. Es un gesto simbólico, porque el tratado será ratificado en el Congreso gracias al apoyo del PP, Ciudadanos y otros grupos políticos, pero ahí queda esa posición de los socialistas que gustará sobre todo al sector social más a la izquierda que les puede votar.
Está claro que Sánchez quiere recuperar, con esta y otras tomas de posición que pueda adoptar en los próximos meses, una parte importante de su electorado que se ha ido en los últimos años a Podemos. El problema es que en el mejor de los casos, si lo consiguiera, eso no le garantizaría que la fuga de votos se produjera entonces por el espacio del centro-izquierda al no compartir una radicalización -podemización la llaman algunos- de tal calibre. Si Sánchez tiene prisa por llegar a la Moncloa se equivocará y le llevará a cometer errores de bulto. Lo inteligente sería que en una primera etapa se dedicara a recuperar al PSOE, a no competir con Podemos para ver quién es más de izquierdas, sino a situar a su partido en su espacio ideológico natural que es el de la socialdemocracia, de donde por cierto lo sacó Zapatero con sus políticas radicales en los siete años que estuvo en el poder.

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