No te va a gustar – La mujer más importante del PSOE ni siquiera milita


MADRID, 19 (OTR/PRESS)

Debo reconocer que me alegró la designación de Margarita Robles como portavoz parlamentaria del grupo socialista. Que es el segundo grupo en importancia en el Parlamento. Al no ser Pedro Sánchez diputado, puesto que renunció -menudo error- al acta, Margarita Robles, que ni siquiera milita formalmente en este partido, se convierte en la figura más importante del PSOE, tras el secretario general: ella será la voz de Sánchez en la Cámara Baja, en las sesiones de control parlamentario, en los grandes debates sobre Presupuestos y en el «día a día» de los contactos políticos con otros grupos y, claro, con los medios, con los que, en general, se lleva estupendamente.
Estuve con ella este lunes y su teléfono no dejaba de recibir mensajes, parabienes en general, aunque cierto es que esta mujer menuda, que mostró un coraje espectacular siendo secretaria de Estado de Interior en los tiempos en los que ETA mataba a mansalva, tener enemigos claro que los tiene. Toda persona de valía los tiene, y en el cainita mundo socialista, que ha cerrado un congreso este domingo dejando no pocas heridas abiertas e infectadas, no falta quien haya recibido como una bomba la elección de Robles para la portavocía: pondrá orden en el inestable grupo parlamentario, donde los «susanistas» proliferan más que los «pedristas», aunque ahora habrá, claro, conversiones como la que, en el sentido inverso, alumbró al hasta ahora predecesor de Robles, Antonio Hernando.
Debo reconocer que dejé de creer en Pedro Sánchez no mucho después de que tomase posesión (por primera vez) como secretario general del PSOE, no hace ni tres años. Pero admito que me agradó su valor de ir contra la corriente y también reconozco que algunos puntos de su futuro programa de actuación, incluyendo el polémico punto de la plurinacionalidad, me parecen fecundos, si es que consigue explicarlos con lucidez y convicción. Veremos, porque lo que es hasta ahora su contacto con los medios ha sido más bien escaso y decepcionante: es una de sus grandes asignaturas pendientes, porque no se puede hacer política contra los medios -que se lo digan a Trump–, máxime cuando has de hacerla desde Ferraz y no desde el Parlamento.
También, a la hora de las declaraciones de intereses y afectos, no debo ocultar, al hacer este comentario, que siento un respeto político muy considerable, a veces rayano en la admiración, por Margarita Robles, magistrada siempre alineada en la que consideraba su verdad -no siempre ha estado exenta del error, claro–, que no admite titubeos, ni componendas. Y es esa la parte que más me preocupa en su futura actuación, porque desde la portavocía parlamentaria toca ser flexible, negociador y tragarse muchos sapos. Y sí, claro que deseé a Margarita Robles mucho éxito en su difícil misión, como se lo deseo a Sánchez, que me parece que no estuvo demasiado acertado en su discurso de clausura del XXXIX congreso socialista, un discurso escrito «contra Rajoy», pero con una insuficiente articulación del futuro. Y eso es lo que Sánchez debería ser: una apuesta de futuro, no un ariete contra nadie. ¿Llegará él a comprenderlo?

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