Francisco Muro de Iscar – «Tramemos» (y el fondo de la trama)


MADRID, 19 (OTR/PRESS)

Un alto representante de uno de los ayuntamientos que gobierna Podemos decía ayer que la crisis económica y el descrédito institucional, marcado en buena medida por una corrupción extendida de norte a sur y en casi todos los partidos clásicos, fueron las causas que hicieron posible el nacimiento de este partido político. Un nacimiento y un éxito político indudable, vertiginoso, con esperanzas de renovación de la clase política que se desinfla día a día por culpa de sus propios dirigentes. Ni Podemos ha actuado como prometía ni los partidos clásicos han escuchado el voto de castigo electoral que les dieron los ciudadanos. Y, eso que la presencia constante de casos de corrupción, casi todos de hace años, pero renovados y destapados cada día por la acción judicial, sostiene a Podemos y debería animar a los demás a hacer un ejercicio de asunción de sus responsabilidad, de autocrítica y de transparencia que no se ve por ninguna parte.
Lo más importante que ha hecho Podemos en su corta pero llamativa presencia electoral se puede resumir en acciones como el boicot a la Coca Cola -con la pifia de Ramón Espinar, que también se hizo famoso por la venta de una vivienda pública protegida-; lo de la senadora con alquiler social; la amortización de Errejón y sus partidarios; el culto al líder y a su poder casi absoluto, compartido con su pareja; la petición de que TVE retire la Santa Misa de su programación; contratos públicos irregulares de algunos de sus dirigentes o contratos discutibles a algunos asistentes; crisis en algunas comunidades autónomas en la lucha por el poder; su posición nunca bien explicada en los intentos de Pedro Sánchez de formar un gobierno contra el PSOE… y, la última, el «tramabús», copiando a «Hazte Oír» después de ponerles a bajar de un burro y, sobre todo, mezclando churras y merinas, condenados por corrupción y otros que pasaban por allí, periodistas, etc. Parece que esa va a ser la estrategia hasta las elecciones del 19. Fantástico. Y ni una sola propuesta seria, ninguna estrategia real de regeneración democrática. Podemos parece más «Tramemos», una estrategia de demagogia, simplezas y frases hechas. Una máquina de ir echando basura sobre los rivales, sobre algunos medios de comunicación y sobre el sistema. No es bueno que las ideologías, incluso las que ya forman parte de un pasado a olvidar, se disuelvan al servicio del populismo y de la demagogia. Pero el problema es mucho más profundo. Es posible que Podemos-Tratemos sea una simple anécdota en la historia de España. El problema es que la izquierda sigue sin saber orientar su futuro y sigue teniendo la tentación de irse a los extremos, que el centro-derecha no ha lavado su pecado con la corrupción y que no se adivina ninguna alternativa. Hay un problema serio de confianza en las instituciones y la falta de acuerdos, de pactos sobre los asuntos de fondo, de solidez y de coherencia de unos y de otros puede traernos sorpresas desagradables y acabar desenganchando a los ciudadanos de la democracia. Y eso sí que es un grave riesgo.

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