José Luis Gómez – Se ha ido Carme, queda su gran recuerdo


MADRID, 10 (OTR/PRESS)

Puede ser que Carme Chacón sea ya para siempre un icono del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero pero, en realidad, ZP tardó en nombrarla ministra: primero de Vivienda y después de Defensa. Previamente la tuvo de vicepresidenta del Congreso. Le había dicho que aún era muy joven, de lo cual Carme podría deducir que debía esperar un poco. Y esperó, y fue ministra. Carme Chacón era una de las contadas personas que le llamaban Jose -sin acento- al expresidente Zapatero. Gracias a eso, tuvo, por ejemplo, un papel importante en la aproximación del felipista Alfredo Pérez Rubalcaba al zapaterismo que ella compartía con Pepe Blanco y Jesús Caldera. Pero como la vida da muchas vueltas, terminó optando a la secretaría general del PSOE precisamente ante Rubalcaba, que no siempre supo entender a Carme.
Ya en la Oposición, Carme Chacón se había desvivido por ZP. Trabajaba a todas horas, fines de semana incluidos y de aquella siempre estaba para atender a los periodistas, móvil en mano. Sobre todo a los de la Ser, donde tenía buenas relaciones. También en El Periódico de Catalunya, aunque ella curiosamente se había iniciado como colaboradora de prensa en el Avui, de corte nacionalista. A pesar de sus achaques y de su débil corazón, siempre tuvo mucha ilusión. Y, en el fondo, mucha fuerza.
La audacia de Zapatero al nombrarla ministra de Defensa no estuvo realmente en que fuese mujer -no era la primera ni sería la última en el mundo-, sino en su rasgo político para ser ministra de Defensa, materia a la que Carme nunca había estado próxima. Su perfil era el de una mujer -profesora de Universidad- conocedora del federalismo y de las políticas sociales, básicamente la educación y la cultura, sin apenas experiencia de gestión, a pesar de haber sido concejal en su pueblo de Esplugues de Llobregat (Barcelona), donde había nacido en 1971.
Pocas dudas puede haber de que fue una mujer inteligente y ambiciosa, fan del zapaterismo desde que desembarcó en Madrid en aquel mítico año 2000. Su padre, Baltasar, es de Almería y su madre, Esther, es catalana, lo que también casaba con que ella fuese en Cataluña una defensora del PSOE y en Madrid luchase contra el centralismo, en defensa del PSC y, sobre todo, de su jefe y verdadero mentor político, José Montilla, a quien tanto le debía.
Su familia materna sufrió cárcel y exilio, lo cual avivó su compromiso político de izquierda. Es más, su abuelo Francisco, temiendo el golpe de Estado del 23-F, quiso llevárselos a todos a Francia.
Si un catalán fino, Narcís Serra, había logrado poner el Ejército español al servicio de la democracia, no era de extrañar que una paisana suya de la periferia barcelonesa -del cinturón rojo- colocase las Fuerzas Armadas en la vanguardia social de España.
Se ha ido una gran mujer, una socialista de corazón, por convicción y por entorno familiar. Se ha ido alguien que es mucho más que un icono del Gobierno de ZP. Se ha ido Carme, Carme Chacón. Queda -para siempre- su gran recuerdo…

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