Donald Trump pone en marcha su plan de gobierno.


No cabe duda que es el personaje de moda, aunque esto suene a frivolidad por todo lo que lleva aparejado el ser presidente de la nación más poderosa del mundo. Donald Trump es tema de debate en las tertulias políticas, en las del corazón e incluso en la peluquería. Y es que sus exabruptos y su flequillo son un filón. Y no digamos nada sus mujeres con sus modelitos, dignos de comentario. Así, entre Álvaro Muñoz Escasi y las queridas del rey, no pueden faltar calificativos y opiniones sobre el personaje del momento.

Recién elegido escribí “No me gusta Donald Trump, pero antes que Hillary Clinton, cualquiera”. Cuando vi que la maquinaria de la oposición le daba tralla sin cuartel en claro “feedback”con los medios de comunicación, y los de la zeja de allá, tan progres y sectarios como los de acá, mi balanza se inclinó incondicionalmente de su parte y no me he arrepentido. Eso no quiere decir que esté de acuerdo con él en todo, como tampoco lo estoy con el partido al que voto, o con el Papa.

Trump ni es un “zumbao” ni un payaso ni todas esas cosas que dicen algunos periodistas del sistema. Trump es empresario y rico y, equivocado o no, tiene un plan para Estados Unidos, que ha empezado a poner en práctica. Que un presidente nada más ser investido se ponga el mono de faena y empiece a currar en sus propuestas de campaña, sí llama la atención, sobre todo en España, donde ya hemos interiorizado que las promesas electorales se hacen para no cumplirlas; un mensaje cínico de aquel viejo alcalde de Madrid, que invitaba a los jóvenes a colocarse y a estar al loro. ¿De aquellos polvos vienes estos lodos? Pues claro; no les quepa duda.

El presidente ha prescindido de los funcionarios, burócratas y políticos profesionales y se ha rodeado de un equipo de gente de empresa, formado por expertos en economía y mercados. Pero además, está presente el componente moral, tan pisoteado y olvidado por casi todos los gobiernos democráticos desde hace décadas. Cuando en medio de sus déspotas discursos le oí decir que “defendería” la vida de los no nacidos, pensé: “Caramba, eso sí que es ser antisistema”. En efecto, eso era volver al sentimiento de América, antes de que los masones-illuminati lo contaminaran todo con su cultura de la muerte. Pues bien, Trump ya le ha suspendido las ayudas estatales a la asesina organización y mayor promotora de abortos del mundo, la IPPF. Recuerden los escándalos de este verano cuando su directora y Hillary Clinton salían de ganchete y esta le prometía su apoyo para seguir cortando bebés en gestación y venderlos enteros o por piezas. Es tal cual; si creen que exagero vayan a los totales de youtube. Trump suspendió además las ayudas a México para apoyar el aborto. Es de suponer que esta política se hará extensible al resto de países. A esto hay que añadir que hace unos días, a la 44 edición de la “Marcha por la Vida” en Washington, asistió el vicepresidente primero, Mike Pence.“La vida está ganando nuevamente en Estados Unidos”, dijo. Trump envió el siguiente twit: “La Marcha por la Vida es importantísima. Todas aquellas que vais a manifestaros… ¡tenéis mi pleno apoyo!” .Lo vi en streaming y fue muy emocionante. Eso fue un todo un hito que, sin duda, tendrá un efecto espejo en el resto del mundo. Ojalá pueda enderezarse la dinámica abortista de las tres últimas décadas.

Otra de las medidas que no se dejaron esperar es la abolición del tan discutido y demagógico programa de salud, conocido como “Obama care”, para gusto de unos y disgusto de otros. Lo que sí es coreado por todos es la reducción de impuestos a las empresas fabricantes nacionales y a la clase media, de forma masiva. Curiosamente, todo lo contrario que en España. Rajoy prometió, pero hizo todo lo contrario, y sigue.

No sabemos qué consecuencias puede tener para Estados Unidos y el resto del mundo su retirada de la Asociación Transpacifica (TPP), firmado por Obama y su propuesta de negociar unilateralmente con cada uno de los 11 países. Lo que, sin duda, tendrá repercusión, y no precisamente para bien de Europa, es la reunión en Washington de Donald Trump y la presidenta británica, TheresaMay, para acordar un tratado bilateral, entre EE.UU y el Reino Unido, una renovación del Eje Atlántico, lo que provocará una aceleración de la salida del Reino Unido. La mandataria aboga por un brexit duro, una independencia total, que les permita negociar un tratado libre, y no parcial, como Suiza o Noruega, que no forman parte de la Unión Europea, pero comparten parte de la legislación comunitaria y algunos de sus acuerdos. Esto llevará su tiempo, no obstante, debido al conflicto de competencias entre el Tribunal Supremo británico y las cámaras de representantes. Parece que tiene que autorizarlo el parlamento, y los laboristas no se lo van a poner fácil.

En esta nueva alineación del mundo, a la precaria situación de la Unión Europea viene a sumarse la luna de miel entre Estados Unidos y Rusia –se supone que para contener a China—. En fin, vivimos momentos muy interesantes, informativamente hablando, pero también peligrosos. Pero el polvorín no es Trump. Él solo forma parte de un sistema de cimientos inciertos, una suerte de gigante con pies de barro que lleva tiempo requebrajándose.

El presidente Trump los tiene bien puestos y parece que sabe lo que es hacer entrar a la gente por el aro. Le faltó tiempo para arremeter contra los alcaldes de los llamados “santuarios jurisdiccionales” que se niegan a cooperar en la identificación de indocumentados. ¿Sí? Pues “quienes no cumplan con las leyes federales, no recibirán ni un dólar”. Buen jarabe. Algún alcalde ya ha vuelto al redil. ¡Qué falta nos hacía un valiente que se atreviera así con los vampiros separatistas independentistas catalanes!

Lo del muro de 2000 kilómetros en la frontera mexicana parece algo anacrónico, y no sé si mejorará la seguridad para ambos países. Sin embargo, me parece una muy buena medida, de sentido común total, la deportación de inmigrantes indocumentados con delitos pendientes. Es una iniciativa que no me explico por qué no la adoptan todos los países. De momento, en Estados Unidos han cerrado las puertas momentáneamente a los inmigrantes de siete países musulmanes y la suspensión de visados durante 120 días, para protegerse de la entrada de terroristas. También han suspendido la acogida de refugiados hasta adoptar procesos de vigilancia extrema. Trump solo quiere personas que apliquen el refrán “allí donde fueres, haz como vieres”, y va más allá incluso; quiere personas “…whowillsupportour country and love deeplyourpeople”. ¡Qué grande que un presidente diga esto de sus ciudadanos! Siento un poco de envidia. Me encantaría que nuestros inmigrantes nos amaran y no vinieran solo por los subsidios y el chorreo de dinero que les entra por mil conceptos que ya los quisiéramos los nacionales. Pero es lo que hay.

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Por Magdalena del Amo
Periodista y escritora, pertenece al Foro de Comunicadores Católicos.
Directora y presentadora de La Bitácora, de Popular TV
Directora de Ourense siglo XXI
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Autor

Magdalena del Amo

Periodista, escritora y editora, especialista en el Nuevo Orden Mundial y en la “Ideología de género”. En la actualidad es directora de La Regla de Oro Ediciones.

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