El Abanico – La guerra de las copias ilegales llega a los Goya


MADRID, 2 (OTR/PRESS)

Cuando el sábado dé comienzo el desfile de famosos por la alfombra roja de los Goya, pocos espectadores sabrán de la guerra abierta entre la Academia de las Ciencias Cinematográficas y algunos de los grupos más potentes de la perfumería española, al negarse los primeros a retirar a su patrocinador y sponsor oficial, la firma Saphir, sobre la que pesa una condena del Tribunal Supremo por infracción de marca y competencia desleal al grupo Puig, uno de los más potentes del mundo de la perfumería.
Que sea precisamente la Academia del cine, que tanto ha luchado contra la piratería, contra las copias ilegales, la que se niegue a retirar a su patrocinador, incumpliendo las condenas impuestas por los distintos estamentos judiciales, no deja de ser preocupante. Un mal ejemplo que deberían subsanar lo antes posible, tal y como ha hecho Mediaset al negarse a dar cobertura en sus canales a lo que ocurra en la gala de los Goya. Así lo han hecho otras firmas de prestigio al negarse a prestar sus trajes, sus joyas, a algunas de nuestras grandes actrices, ante la exigencia de que estas tengan que posar con el logo de Saphir a sus espaldas. Un quebranto y una mala imagen que afecta tantos a actores, actrices, directores, productores, como a todas las gentes del mundo del espectáculo que llevan años luchando por situar nuestro cine en el lugar que le corresponde.
Defender unos principios éticos debería ser lo prioritario para la presidenta de la Academia, Yvonne Blake y su junta directiva ya que, de hacerlo, evitarían que cuando sean algunos de sus colectivos los damnificados no se les pueda argumentar nada en su contra, mucho menos actitudes contra las que tanto quebranto económico han causado a la industria cinematográfica y musical de nuestro país.
Esta es una historia que se remonta a varios años atrás, cuando siendo director de la Academia Enrique González Macho firmó un acuerdo con la marca Saphir para patrocinar los Goya, sin tener en cuenta la condena que les había impuesto el juzgado de Marca Comunitaria número 2 de Alicante, tras una demanda del grupo Puig, que les condenaba al cese en el uso de las marcas de la compañía demandante que no son otras que Carolina Herrera, Nina Ricci y Paco Rabanne. Sentencia que fue ratificada ese mismo año por la Audiencia Provincial de Alicante y Stampa, la patronal de la perfumería y la estética que ya había expulsado a Saphir de la citada asociación. Así como por el Tribunal Supremo en sentencia del 14 de diciembre pasado.
Del compromiso de la industria del perfume y la cosmética con el cine español da fe su apoyo a festivales de tanto prestigio como el de Málaga, los Premios Gaudí y los Feroz, así como su apoyo para que nuestras actrices y actores luzcan con sus mejores galas en unas ceremonias cuyo principal objetivo es dar a conocer una industria que tiene que competir con otras tan potentes como la norteamericana, también para que se valore el talento de nuestros artistas, en todas las ramas, y eso se consigue no solo haciendo buenas películas, también con una enorme proyección mediática. De ahí lo importante que es evitar problemas que nada tienen que ver con el trabajo de nuestros artistas y sí con la cerrazón de quienes están obligados a cumplir las sentencias judiciales.

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