No te va a gustar – Man of the Year


MADRID, 7 (OTR/PRESS)

Los medios de comunicación son muy libres, faltaría más, para designar «hombre del año» a quien les parezca (in)oportuno. Y la revista Time, que, como la mayor parte de los medios estadounidenses, siente una innegable aversión por Donald Trump, le ha elegido, sin embargo, «hombre del año», «para bien o para mal», según ha dicho la editora en jefe de la influyente publicación. Trump, sin saber, o sabiendo, que «Time» le va criticar no poco a lo largo del año que entra, se ha sentido, no obstante, «muy honrado» por el reconocimiento, que, desde luego, de este tipo no le sobran. Quizá no se da cuenta el futuro presidente de los Estados Unidos, que se va a convertir en el hombre más poderoso del mundo, de que, con su estética aborrecible y con su ética peculiar (vamos a llamarlo así), va a ser pasto de los medios de comunicación; sin duda, «para bien o para mal» (seguramente más para esto último que para lo primero), Trump nos va a dar a los informadores mucho tema del que hablar.
Pero mi reflexión va por otros derroteros. Ha caído en mis manos una encuesta muy completa, elaborada por un instituto de opinión italiano, en la que se demuestra que los «fabricantes de opinión», es decir, los medios de comunicación, los partidos, los poderes económicos, la Iglesia católica y otras varias instituciones, se posicionaban fuertemente a favor del «sí» a la reforma constitucional de Matteo Renzo, que, sin embargo, sufrió un sonoro «no» del electorado. Desconozco el trabajo en particular, pero me cuentan que algo semejante circula en círculos demoscópicos de los Estados Unidos: los que, aparentemente, «cuentan» estaban de manera muy mayoritaria contra Trump y a favor, qué remedio, de Hillary Clinton. Y, sin embargo, aunque no por el voto mayoritario, ganó Trump. Y algo semejante ocurrió con el Brexit…
O sea, que los electores no solamente se posicionan a favor o en contra de una salida del país de la Unión Europea, o de una determinada reforma constitucional cuyo fondo, también se ha demostrado en el caso italiano, no conocían, en términos generales, demasiado bien. Se posicionan en contra de los «importantes», de las grandes empresas y bancos, de los «aparatos» políticos, de las instituciones más aparentemente consolidadas, de una «vieja política» y, claro, de lo que les prescriben los medios de comunicación. ¿Es eso lo mismo que posicionarse contra «el Sistema»? No soy capaz de dar una respuesta concluyente. Solo sé que las opciones electorales más extrañas proliferan como setas y hay una auténtica «rebelión de las bases» (ciudadanas) que alguien, comenzando por nosotros los responsables de la información, tendrá que analizar muy profunda y críticamente.
Mientras tanto, hala, sigamos haciendo «man of the year» a quien, sin duda, va a darnos el año, ay. Para mí, lo peor de todo es que, a base de reconocimientos y de apariciones en televisión, acabemos aceptando como lo más normal del mundo esa aparición esotérica de tinte naranja y ornamentos dorados que caracteriza a quien hemos hecho, porque «Time» solo no ha sido, hombre del año. Maaaadre mía…

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