Francisco Muro de Iscar – Devolver el prestigio a las instituciones


MADRID, 13 (OTR/PRESS)

Dicen que Pablo Iglesias quiere radicalizar Podemos y volver a la calle para conseguir allí lo que no ha logrado en las urnas y aprovecharse de la debilidad del PSOE y, sobre todo, de la debilidad de las instituciones. La batalla de Madrid le ha dado alas a Iglesias y ha frenado a Errejón. Si les digo la verdad, me da lo mismo que haya ganado alguien que especuló con una vivienda de protección oficial o que lo hubiera hecho quien profanó una capilla universitaria. Esos son los méritos políticos de ambos. Los más radicales de Podemos tienen ahora el poder en Madrid y en Andalucía y vamos a ver cómo ejercen su labor de oposición en el Parlamento. Si Rajoy actúa con inteligencia y pacta los Presupuestos y acuerda los temas fundamentales con Ciudadanos y el PSOE -la gran incógnita es si éstos apuestan por arreglar el país o prefieren dividir su propio partido- el radicalismo postcomunista de Podemos se va a manifestar sin caretas.
Lo primero que deben hacer los partidos constitucionalistas es devolver su prestigio a las instituciones democráticas. Creer en ellas. El Gobierno, el Parlamento, el Poder Judicial, el Tribunal Constitucional tienen que recuperar un prestigio que algunos han contribuido a dilapidar y que no hemos defendido bien. La diferencia entre la española y otras democracias radica en eso. Las elecciones americanas no han sido precisamente ejemplares ni en su desarrollo ni en su resultado final. Pero cuando la perdedora ha reconocido su derrota, ha instado a que dejen gobernar al vencedor. Lo mismo dijo Obama al recibir cordialmente al hombre que trató de hundirle y le insultó. «Deseo que usted acierte, le dijo, porque si acierta le irá bien a nuestro país». La reunión entre ambos duró hora y media, frente a los diez minutos previstos inicialmente, y el propio Trump la calificó de «excelente». Ninguno de los presidentes que ha tenido España, desde Adolfo Suárez a Mariano Rajoy fue recibido así por su antecesor ni ninguno de ellos deseó éxitos a su sucesor. Nosotros iniciamos la campaña electoral al día siguiente de haber perdido las elecciones. La «nueva política», con la excepción, aún por ratificar, de Ciudadanos era un espejismo. Y los «nuevos políticos» no sólo carecen de capacidad de gestión y actúan con soberbia y sin diálogo, sino que caen en la corrupción a la primera de cambio. Y practican una permanente erosión de la verdad. Dice José Alvarez Junco que «quienes han actuado en nombre del pueblo, la nación o el proletariado han ejercido demasiadas veces la tiranía contra gran parte de esos mismos colectivos. La tradición antiliberal sigue nutriendo la cultura política española».
Ejemplos como el que está protagonizando Alberto Núñez Feijóo en Galicia ofreciendo acuerdos para garantizar estabilidad y progreso, deberían extenderse a la política nacional y a todos los momentos. Los políticos tienen que hacer una autocrítica muy profunda si quieren que no crezcan los populismos en España, tanto a la izquierda como, ojo, a la derecha. El respeto a las instituciones y la mejora de la calidad democrática es el único sistema para recuperar la credibilidad y la confianza de los ciudadanos, frente a los que quieren romper o debilitar el Estado democrático.

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