Pedro Calvo Hernando – ¿Dónde están los que se reían de Mariano?


MADRID, 8 (OTR/PRESS)

Como le ocurrirá al 90% de los españoles, me sigo preguntando cómo es posible que el PSOE haya acumulado ese caudal de errores y torpezas, algunas descomunales, que le han conducido a la situación que refleja el barómetro del CIS, con ese descenso a los infiernos del partido de no sé quién, pues vaya usted a saber con qué nombres podemos identificar ahora mismo al histórico partido fundado por Pablo Iglesias, el otro, hace ya camino del siglo y medio. O sea que, a ver si lo entiendo, esto le ocurre al Partido Socialista, no al partido sepultado en la corrupción indescriptible y responsable de los recortes más brutales de la Historia y de las situaciones de desigualdad más flagrantes que jamás conocimos. A ver dónde están ahora los que se reían de Mariano Rajoy como si fuera un payaso, un imbécil o un ignorante. Lo digo porque se necesitan cualidades muy distintas de esas para, con todo aparentemente en contra, ser capaz de reconducir una situación como la que culminó con su elección en el Congreso de los Diputados gracias a la abstención de la mayoría del PSOE. Ya pensaba yo que menos bromas con Mariano.
Y por el otro lado, la insensatez socialista de alegrarse de no haber sucumbido al sorpasso de Podemos en las elecciones del 26-J. Pues ahora el CIS bien que se recrea en el sorpasso y mandando al PSOE nada menos que al tercer puesto en la carrera de cuatro, un partido que una vez llegó a tener 202 diputados, en octubre de 1982. Si no hacen un milagro, se verán rebasados incluso por Ciudadanos, que es lo que les falta por ver. No sé si le van a quedar ganas a Susana de cambiar la presidencia de Andalucía por una esperanza de sacar los mismos diputados o cuatro más que el partido de Rivera. Pero Susana tampoco está demostrando una sabiduría política infinita. Casi me arrepiento de haberla recibido con ciertos parabienes cuando fue elegida presidenta de la Junta andaluza. Tampoco quiero recrearme en las desgracias socialistas, con las que no ganamos nada pero de las que a nadie sino a ellos podemos culpar. Como no aparezca algún genio en el horizonte, el hundimiento socialista va para rato. Unirse a Podemos o cederle el sitio: quien vea otro camino, por favor que me lo diga. Y me da igual equivocarme.

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