Francisco Muro de Iscar – Este es país para pactos


MADRID, 29 (OTR/PRESS)

Antonio Garrigues que es un animal político apasionado por todo pero, especialmente, por este «mundo inquietante y fascinante» que estamos viviendo, no es demasiado optimista sobre las posibilidades de pactos políticos porque es consciente de que «vamos a convivir con un estamento político complicado». También señala que no somos los únicos en estar preocupados o en tener problemas con nuestros gobernantes: los americanos están aterrados con la posibilidad de que les gobierne Donald Trump -tampoco parecen muy satisfechos de la otra alternativa, sea Sanders o Clinton-; en Francia, Hollande no puede perder más credibilidad, pero la alternativa es Le Pen; y en Gran Bretaña, el Brexit puede sumir a los ingleses y a toda Europa en una crisis sin precedentes. Así que si nos hacemos mirar lo nuestro, no parece que estemos mucho peor que las grandes naciones de Occidente, allí donde se construyó o se cimentó la democracia. Eso sin mirar a Atenas, con permiso de Pablo Iglesias, o a Roma.
Volvemos a las elecciones. Los que saben y las encuestas dicen que no va a cambiar el panorama. Yo sigo creyendo que, en esta ocasión, el voto indeciso, que es entre un diez y un veinte por ciento del total, tal vez más, lo va a ser hasta el último minuto. Y, según se incline a unos o a otros o se vaya definitivamente a la abstención, inclinará el resultado final hacia la consolidación de lo que hay, el cuatripartidismo casi ingobernable, o hacia una solución dialogada.
El Círculo de Economía catalán ha escuchado a los cuatro líderes -la versión que cada uno ha querido presentar, no siempre la real- y ha terminado diciendo que hay que pactar, pero que, en ausencia de pacto, los perdedores deberían dejar gobernar a la lista más votada. Sin una modificación importante de la Ley Electoral, que primara a esa fuerza para que pudiera gobernar, o que fijara una segunda vuelta entre los dos partidos más votados, esa no es una solución factible. Gobernar en minoría, sin acuerdos parlamentarios, provocaría una inestabilidad permanente porque el partido ganador estarían siempre en minoría.
La única solución, desde mi punto de vista, es, sigue siendo la misma de hace tres meses: una gran coalición. Sánchez ha dicho enigmáticamente -como Simeone tras perder la Copa de Europa- que «no habrá unas terceras elecciones». Eso no apunta necesariamente al pacto. Meritxell Battet, la número 1 del PSC por Barcelona y nueva estrella emergente, descarta la gran coalición, lo que apunta más a retirarse para atacar a fondo. La campaña electoral nos puede acercar o alejar de lo que debería ser el objetivo de todos: qué debemos hacer para construir juntos un país diferente, con acuerdos sobre la economía y la fiscalidad, las pensiones, la justicia, la sanidad, la educación, el poder territorial… Trabajar juntos para cerrar heridas, para lograr consensos básicos, para poner el país a funcionar y luego, sólo luego, volver al debate partidista. Este es momento para pactos. Pero no sé si, como dice Garrigues, los políticos van a estar a la altura de las necesidades. Seamos optimistas al menos hasta que no podamos serlo.

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