Fermín Bocos – La cabeza de Mariano


MADRID, 5 (OTR/PRESS)

Dicen los castizos que hasta el rabo todo es toro queriendo significar que no hay que vender la piel del oso antes de cazarlo. Eso dice la experiencia, pero la vida también nos enseña que a veces la victoria se encapricha con los audaces y se aleja de los cautos. En el seno del PP cunde el nerviosismo. Empiezan a asimilar que pese a ser la lista más votada, pueden acabar en la oposición. Viniendo de donde vienen -mayoría absoluta en la anterior legislatura-, el golpe sería muy fuerte. La táctica de Mariano Rajoy declinando el ofrecimiento del Rey para que iniciara conversaciones de cara a la investidura presidencial cedió la iniciativa política a Pedro Sánchez y el secretario general del PSOE la está aprovechando.
Sus contactos con los diferentes líderes de los partidos con representación parlamentaria (de menor a mayor, todos menos en el PP) le han colocado en el centro de escenario. Quienes hasta hace dos días no daban un euro por él, ahora empiezan a ver que podrían haber errado el pronóstico. En las filas de los populares cunde cierta desazón y hay quienes en privado admiten que los cálculos de Mariano Rajoy podrían estar equivocados. Fiar el porvenir del PP al fracaso de Sánchez es apostar mucho a una carta. La arenga de Rajoy describiendo un panorama en el que se ve a sí mismo como único candidato posible a seguir en La Moncloa, peca de optimismo. Es verdad que para Sánchez conseguir los apoyos suficientes para la investidura será tan difícil como políticamente arriesgado. Podemos exige tocar poder ministerial y Ciudadanos (Albert Rivera) se declara incompatible con la coalición que encabeza Pablo Iglesias y sin uno de los dos, no sale la suma, pero la política es el arte de lo posible y en este caso, el candidato Sánchez sabe que solo tiene una bala: o consigue la Presidencia o su propios compañeros de partido le apearán del caballo. Las dificultades son inmensas pero Sánchez está decidido a intentarlo, de suerte que desde las filas del PP hay quien empieza a dudar acerca de la estrategia «quietista» impuesta por Rajoy. Le ven sólo, como una estatua aislado de su entorno esperando que Sánchez se la pegue para pedir la vez o ir a unas nuevas elecciones. Es cuestión de días que en seno del PP se dejen oír voces pidiendo la cabeza de Mariano. Que ceda el paso a otro dirigente popular. Alguien que no esté estigmatizado por los casos de corrupción. Alguien capaz de ser aceptado por la oposición como interlocutor en el caso de que Sánchez no consiga apoyos suficientes para llegar a la Presidencia del Gobierno. Hay mucho partido por delante.

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