Fermín Bocos – La decadencia de Occidente


MADRID, 23 (OTR/PRESS)

Un comando de yihadistas, musulmanes fanáticos, asesinan a 130 personas en París y poco después, tras reconocer que es un acto de guerra, los líderes políticos del vecino país -y también los españoles- salen en la televisión diciendo (con razón) que el objetivo de los terroristas es acabar con nuestro modelo de vida y los valores que apareja: el respeto a los Derechos Humanos, la libertad como irrenunciable conquista ciudadana y la democracia. Los mejores frutos del humanismo. Se les llena la boca (con razón) al proclamar que esos son los pilares sobre los que se asientan las sociedades democráticas occidentales organizadas sobre los derechos de los ciudadanos, la separación de poderes, los Estados laicos y la consideración de las prácticas religiosas en el ámbito de la esfera privada de los individuos. Estos son los valores en los que creemos y por los que estamos dispuestos a respaldar a nuestros gobiernos en su lucha contra el terrorismo cuya última y más mortífera embestida pasa por la acción criminal de los yihadistas.
Nuestra fuerza para luchar contra esta nueva y globalizada amenaza procede de los valores que compartimos. Valores que nacen de la Filosofía, del Renacimiento, del humanismo (que tiene muchas raíces, además de las cristianas) y de la Ilustración. Conceptos que, paradójicamente, están siendo desterrados de los planes de enseñanza por los mismos gobernantes que los invocan en las grandes situaciones.
Lo denuncia Massimo Cacciari con palabras que no admiten réplica: «Europa se destruye al marginar la Filosofía. Ni Estados Unidos, ni Japón o China han tomado ese camino».
Este filósofo que fue alcalde de Venecia y tiene cátedra en Milán, habla de Europa en general y de Italia en particular, pero en España tenemos ejemplo de esa misma deriva. El «Plan Wert» margina las Humanidades. De los planes de estudio desaparecen la Filosofía, el Latín, el Griego y la Música. Y la Literatura pierde aire universal para tornarse provinciana. Hemos oído mil veces a Mariano Rajoy (y para el caso a Pedro Sánchez) hablar del PIB y de las nuevas tecnologías, pero nunca de la razón de ser de los valores que compartimos. Padecemos una generación de políticos con más televisión y fútbol que libros y eso se acaba pagando. Invocar la defensa de los valores que caracterizan a Occidente- democracia y libertades- que son fruto de la maduración del humanismo, y dar la espalda a ése legado en los planes de enseñanza, es un contrasentido. Un error que pagarán nuestros hijos. Es apostar por la decadencia de Occidente.

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