Andrés Aberasturi – Esperpento antidemocrático y mentiroso


MADRID, 11 (OTR/PRESS)

A ver si llega ya lo que tenga que llegar y aparcamos todos un poco el tema de Cataluña porque cada día parece todo más disparatado y lo que aun nos espera, que ya estamos oficialmente en campaña. Cuanto está ocurriendo es un sinsentido lleno de interrogantes y mentiras que no puede conducir más que al empobrecimiento de España y de Cataluña, al enfrentamiento entre los propios catalanes -que son los grandes sufridores de todo este viaje a ninguna parte- y a una serie de manipulaciones por parte de los independentistas que, como se ha demostrado hasta la saciedad, no resiste un estudio mínimamente riguroso ni de la realidad histórica ni de la verdad económica.
Y es que algo tan absolutamente serio como sin duda es la secesión de una parte de un país, se maneja aquí con frivolidad escalofriante. No salgo de mi asombro cuando, por dos veces al menos, el mismísimo presidente Mas se ha referido estos días en consumar la separación «de buen rollo». Pude que a Mas le parezca esta expresión muy popular y muy graciosa, pero, qué quiere que le diga presidente, lo del «buen rollo» vale para chatear entre adolescentes, para discusiones de «pandis» en el «burguer» o negociar -tristemente- la venta de una «china» entre colegas. No sé realmente cómo se puede articular la secesión de una parte de España, pero desde luego -y aunque entiendo lo que quiere decir Mas- lo del «buen rollo» insisto resulta de una frivolidad absoluta y una vulgarización semántica alarmante.
Y ahora viene el tema de las mayorías y la dichosa Ley Electoral que nadie cambia: Según el CIS los independentista tendrán un escaño más que sus oponentes y, si se cumplen estas previsiones, podrán declarar solemnemente y de forma unilateral la independencia de los catalanes amparados en el deseo mayoritario de los ciudadano. Bueno, pues también es mentira; pero será una mentira más evidente porque solo basta saber sumar: contando los votos de los ciudadanos, ganan los que no quieren ser independientes, hay mas catalanes que no quieren la separación de los que la desean, pero para eso está la Ley Electoral que tenemos y que tergiversa claramente, y en este caso de una forma gravísima, la realidad de las urnas, lo que dicen los votos. ¿Les dará vergüenza a los soberanistas hacer algo que claramente está en contra de la mayoría (no de los escaños) de la población catalana? Evidentemente, no. La vergüenza la tendremos que pasar los que creemos de verdad en la democracia.
El tercer disparate -habría muchos donde elegir y algunos hasta pintorescos- lo protagonizaba Oriol Junqueras demostrando no sólo una pertinaz incapacidad para no escuchar lo dicho por casi todas las autoridades comunitarias sino una ignorancia alarmante hasta el punto de que miles de tuiteros tuvieron a bien recordarle un par de cosas. El caso es que Junqueras, tan propio él, desafió al ministro de Asuntos Exteriores pidiendo que le mostrase qué tratado y qué artículo de la Unión Europea recoge que una Catalunya independiente quedaría fuera de la misma: «Si hay algún tratado europeo, alguna directiva, algún simple artículo o algún texto que diga esto, que nos lo enseñen. Y si no nos lo enseñan es que no existe». Bueno, pues a los diez minutos ya tenía varias respuestas en las redes sociales consultando sencillamente a Google sin necesidad de acudir a Margallo en el asunto; basta con Google: Tratado de la Unión Europea, Art. 4.2: «La Unión respetará (…) las funciones esenciales del Estado, especialmente las que tienen por objeto garantizar su integridad territorial». Y por si no queda claro en el 100º Pleno de la Comité de las Regiones de la Unión Europea Punto 64, se afirma tajantemente:»Si una región, habiendo logrado su independencia, quisiera unirse a la UE, se le requeriría presentar una petición formal ante el Consejo y seguir el procedimiento de acceso desarrollado en el artículo 49 del Tratado de la Unión Europea del mismo modo que cualquier otro país que desease convertirse en un Estado miembro de la UE». Tampoco parece tan difícil.
Pues nada, no hay manera de que dejen de engañar -o de tratar de engañar- a los catalanes. Entre el «buen rollo» de uno, la ley electoral de todos y la ignorancia de Junqueras, esto se está convirtiendo en un esperpento antidemocrático mentiroso en el que todo vale para conseguir nada.

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