Venta de bebés abortados, enteros o por partes.


La grabación con cámara oculta a algunos responsables de la IPPF ha sacado a la luz –ya era hora—el sórdido mundo de la experimentación con tejido fetal “vivo”. Es bochornoso ver y oír cómo se carcajean hablando de los diferentes órganos de los bebés y lo rentables que resultan. Son auténticos rituales satánicos. Pero esto no es nuevo. Llevamos muchos años peleando para que la sociedad tome conciencia de ello. La IPPF, fundada por Margaret Sanger, de la que dependen ideológicamente todos los centros de planificación familiar, es la mayor promotora de abortos del mundo. Su manera de operar es siniestra e innoble porque la mayoría de las mujeres, o bien acuden engañadas a sus consultas, o ya están intoxicadas por su ideología destructiva. (Los siguientes párrafos pertenecen a mi libro Déjame nacer. El aborto no es un derecho, publicado en el 2009).

“Desde que se implantó el aborto a petición en EE.UU., la experimentación con tejido fetal inició una carrera imparable que se vio reforzada con la derogación de las leyes que prohibían los experimentos con niños abortados, gracias a la administración Clinton, tan dispuesto siempre a favorecer a la cultura de la muerte. La Liga Nacional del Aborto (NARAL) y Paternidad Planificada son las organizaciones que más colaboran en promocionar estos sórdidos experimentos.

”Si el aborto es un negocio boyante, la investigación con fetos no le anda a la zaga. El instituto HANA, dedicado a estos menesteres, publicita como reclamo para futuros accionistas los suculentos beneficios de su industria. Estamos hablando de miles de millones de dólares.

”El “Colegio Americano de Obstetricia y Ginecología” (ACOG, por sus siglas en inglés) apoya estos trabajos y recibe varios millones de dólares al año para la investigación con tejido fetal.

”El tejido fetal tiene cuatro características que lo hacen muy tentador para el trasplante en los adultos: 1) capacidad para crecer y multiplicarse. Con la edad, el cuerpo humano pierde esta cualidad; 2) capacidad de someterse a la diferenciación de células y tejidos; 3) capacidad de sintetizar factores de crecimiento. Estos factores aumentan la capacidad de las propias células fetales y estimulan el crecimiento y la supervivencia de otras células dañadas; 4) capacidad antigénica reducida, es decir, las células fetales tienen menos probabilidad de ser atacadas y destruidas por el sistema inmunológico del adulto.

”Los primeros informes sobre la experimentación con fetos se remontan al año 1928. Desde el trasplante de huesos de conejo en humanos, citado por Shattuck, al tejido pancreático de tres fetos humanos en un joven de dieciocho años con diabetes, realizado por Fishera, o los trasplantes de tejido cerebral de fetos humanos en ratas de Willis, todos ellos un fracaso, se interrumpió la investigación durante bastante tiempo y no se reinició hasta finales de los años setenta cuando la fundación Krock, financiada por McDonald´s, costeó varias investigaciones que también fracasaron. El parkinson y la diabetes son las dos enfermedades que persiguen poder curar.

”En 1985, el doctor Kevin Lafferty, de la Universidad de Colorado, volvió a trasplantar tejido pancreático fetal a tres adultos diabéticos y también fracasó.

”En 1992 el New England Journal of Medicine publicó que los experimentos con tejido fetal humano para aliviar la enfermedad de parkinson habían resultado exitosos. Tal afirmación la avalaba una nutrida colección de documentos científicos de las universidades de Yale y McGill, el Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Colorado y el Hospital Universitario de Lund, (Suecia). El tratamiento consistía en trasplantar tejido fetal en el cerebro de los aquejados de la citada enfermedad. Como ya apuntamos, el tejido fetal es el más adecuado para trasplantes, pues produce menor rechazo porque el sistema inmunológico reacciona más débilmente.

”Estos últimos experimentos, por un lado, hicieron concebir esperanzas a los enfermos de parkinson, y por otro, suscitaron un gran debate sobre la moralidad de experimentar con fetos humanos. A este respecto, el doctor Nathanson, aun reconociendo que esta utilización sea para bien, se posiciona en contra y argumenta que si los tejidos de los masacrados judíos se hubieran empleado para curar a los heridos de guerra, no quedarían justificados los horrendos crímenes.

”Pero fueron falsas esperanzas una vez más, pues aunque se habían producido mejorías, al cabo de un año los enfermos estaban en el mismo estado.

”Durante la última década es muy poco lo que ha trascendido sobre la experimentación con fetos humanos, lo cual no quiere decir que no se esté experimentando. El secretismo es debido a que la falta de ética de estas investigaciones supuestamente científicas es más que evidente. Para los trasplantes, los fetos tienen que ser recién abortados. Para reponer el páncreas de un enfermo de diabetes sería necesario –en el caso de que funcionase la técnica—el tejido pancreático de ocho fetos abortados entre las catorce y las veinte semanas. Para obtener tejido nervioso y cerebral adecuado para tratar a un enfermo de parkinson son necesarios cinco fetos de entre nueve y doce semanas. Esto puede propiciar un mercado de fetos que, según algunas fuentes, existe ya.

A los científicos no les importa saber cómo se obtienen los tejidos fetales para sus experimentos. El doctor B. Nathanson relata que: “las mujeres de entre 13 y 18 semanas de embarazo se colocan en una mesa de operaciones, se les dilata el cuello uterino, se les rompe la bolsa de agua, la cabeza del feto se guía inmediatamente por encima de la cérvix dilatada, se le perfora el cráneo y se coloca una bomba de succión en el cerebro. Luego se succiona el contenido cerebral y se almacena inmediatamente con hielo para preservar su viabilidad. […] Procedimientos similares se usan para obtener páncreas fetal, fluido fetal, y timo fetal”. Espero, lector, que conserves la noble capacidad de escandalizarte ante prácticas como esta que denuncia el doctor Nathanson. Él sabía muy bien toda la sordidez que escondía el mundo del aborto y quiso regalarnos su testimonio.

Los fetos de abortos espontáneos no son válidos para la experimentación, primero, porque ya nacen muertos, y, como hemos expresado, es necesario que el tejido esté vivo. (Tampoco sirven los fetos muertos por efecto de la RU 486). Y segundo, porque los fetos de abortos espontáneos no son suficientes para satisfacer la demanda existente. El negocio del aborto nos lleva a un negocio igual o mayor: el de la experimentación fetal. Pensar en el horror al que todo esto nos está llevando es escalofriante. ¡Es hora de abrir los ojos! Seguir con ellos cerrados y mirar para otro lado, nos hace cómplices”.

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Por Magdalena del Amo
Periodista y escritora, pertenece al Foro de Comunicadores Católicos.
Directora y presentadora de La Bitácora, de Popular TV
Directora de Ourense siglo XXI
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Autor

Magdalena del Amo

Periodista, escritora y editora, especialista en el Nuevo Orden Mundial y en la “Ideología de género”. En la actualidad es directora de La Regla de Oro Ediciones.

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