Cayetano González – Las víctimas


MADRID, 29 (OTR/PRESS)

El terrorismo, cualquier tipo de terrorismo, lo que persigue es la destrucción de un sistema de convivencia, de libertad y para eso utiliza la violencia como forma de imponer su proyecto totalitario. Cualquier intento de revestir de razones pseudo-ideológicas las acciones terroristas constituye una perversión en sí mismo. El terrorismo y los terroristas no se merecen que se les conceda la más mínima posibilidad de «justificar» sus crímenes» porque matar a seres humanos inocentes por unas supuestas ideas políticas, sociales o religiosas no debe tener nunca ningún tipo de justificación.
Al mismo tiempo, los terroristas buscan un impacto mediático y publicitario con sus atentados. Si no lo tuvieran, por decirlo de alguna manera, sus acciones terroristas quedarían incompletas. Es sabido que, con frecuencia, los terroristas, después de haber cometido sus crímenes, se refugian durante un cierto tiempo en algún piso preparado al efecto donde suelen regodearse viendo en la televisión las imágenes de sus «hazañas».
El efecto más devastador de los atentados terroristas lo constituyen las víctimas humanas que causan. Lo acabamos de ver con los atentados yihadistas del pasado viernes: desde los 37 turistas que estaban plácidamente pasando unos días de vacaciones en las playas de Susa (Túnez), hasta las 27 personas que murieron en una mezquita chií en Kuwait o la persona que fue decapitada antes de que su agresor y subalterno intentara hacer volar una planta de gas en Lyon. Todas víctimas inocentes que han visto truncado de la forma más irracional su proyecto de vida.
En España, desgraciadamente, tenemos una larga y triste experiencia de lo que supone el dolor que conlleva el terrorismo. Durante más de cincuenta años, la banda terrorista ETA asesinó, en una especie de goteo continuo, a un total de 857 personas de toda edad y condición. Por si eso no hubiera sido ya suficiente, nuestro País sufrió el 11 de marzo de 2004 el atentado terrorista más cruento de cuantos se han cometido en Europa: ese día, 192 personas perdieron su vida en los trenes del corredor del Henares cuando explotaron varias mochilas-bomba que los terroristas habían colocado en diferentes vagones. Esa dolorosa experiencia nos ha llevado a estar siempre al lado de las víctimas del terrorismo porque se han convertido en los héroes de nuestro tiempo. No se puede caer en el olvido, porque como dijo precisamente el padre de una víctima del atentado del 11-M: «no podemos olvidar lo inolvidable». Por eso, que junto a las medidas que se deban de tomar para prevenir más atentados yihadistas, es importante que las víctimas causadas en los atentados de la pasada semana no sean olvidadas con el paso de los días y permanezcan siempre en nuestro recuerdo.

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