Angelina Jolie y su apego al quirófano.


No quiero parecer frívola, pero reitero mi crítica a la utilización de estos métodos desproporcionados. Hace dos años escribí sobre Angelina Jolie a propósito de su decisión de someterse a una mastectomía preventiva, es decir, quitarse los dos senos en una sesión de quirófano. Bajo el título Angelina Jolie sube las acciones de la Myriad Genetics, decía lo siguiente: “Estos días los medios de comunicación nos han servido con todo lujo de detalles y a tan solo una diferencia de horas, dos noticias de relevancia mundial verdaderamente impactantes: la clonación de células embrionarias por transferencia nuclear, y la doble mastectomía de la actriz Angelina Jolie, dos temas mucho más cercanos de lo que parece; dos líneas que convergen en un vértice tenebroso. No voy a hablar de clonación porque ya lo hice en mi anterior artículo Clonación y otros experimentos con embriones: ¿Progreso o aberración científica? Dejo claro en el texto mi oposición, a la vez que preocupación ante esta ciencia que abandonando los parámetros de la moralidad y jugando a ser Dios se está convirtiendo en el mismo Diablo. Echamos en falta en la prensa diaria más información/opinión sobre los peligros que pueden acarrearle a la humanidad estos experimentos “frankensteinianos”, no solo en un sentido estrictamente moral, sino incluso de supervivencia de la especie. Tanta alabanza y parabién a la insensatez dice muy poco de este homo sapiens que va camino de convertirse en un mutante.

El artículo de la guapa Angelina en The New York Times pormenorizando su decisión de cortar por lo sano sometiéndose a una doble mastectomía fue el más leído y comentado del día; no hubo tertulia de radio y de televisión que no incluyese el tópico en la escaleta, e incluso fue trending topic en twitter. Este mundo tan necesitado de referentes, tiene ya una nueva heroína, y muchas mujeres ya se han planteado hacer su mapa genético en busca de ese fatídico BRCA1, que con el BRCA2 son los causantes de la mayoría de los cánceres de mama y de ovario. Hasta aquí, todo aparentemente normal, pero esta normalidad deja de ser tal cuando analizamos su componente crematístico. Y es que el despropósito no tiene parangón. Los genes humanos citados, BRCA1 y BRCA2 ligados al cáncer de mama y de ovario, tienen “dueño” desde que hace unos meses un tribunal australiano falló a favor de la compañía Myriad Genetics de Salt Lake City y autorizó patentarlos. El peligro tiene un recorrido infinito al permitir que la industria monopolice la propiedad de los genes humanos convirtiéndolos en una mercancía más. En este caso, el juez argumentó que al retirar un gen del cuerpo y aislarlo lo convierte en un producto de nueva fabricación, y que por tanto es libre de ser patentado pese a que el mismo gen pueden compartirlo otros seres humanos. La posesión de la patente por esta compañía impediría a otros centros aislar, investigar o hacer pruebas con estos genes, lo cual va en detrimento del acceso a la salud. Desde que se descubrió el genoma humano las empresas han empezado a patentar nuestros genes. En la actualidad un 20% de los genes humanos pertenecen a compañías privadas. Una atrocidad propia de nuestro tiempo.

Volviendo al caso, el exhibicionismo de Angelina Jolie y la publicidad de su operación, y del gen maligno BRCA1 han hecho subir como la espuma las acciones de la citada Myriad Genetics, propietaria de la patente. ¿Casualidad o campaña de marketing a gran escala? Yo reitero mi preocupación por la deriva de la ciencia, la presión de los lobbies, la complicidad de las grandes agencias de prensa, y la anestesia generalizada de la sociedad”.

Afortunadamente, un mes después de publicar el artículo, el Tribunal Supremo de los Estados Unidos quitó la razón a la justicia australiana y falló contra la Myriad Genetics argumentando que “el ADN es un producto de la naturaleza y no puede ser considerado para una patente simplemente porque haya sido aislado”.

Dos años más tarde, la bella actriz vuelve a ser noticia, no por su nueva película, si es que la tiene, o por su filantropía aireada a los cuatro vientos, sino por el famoso gen BRCA1, que citamos en el artículo. Al parecer tiene un cincuenta por ciento de posibilidades de contraer cáncer, y tiene miedo porque su madre y su tía lo han padecido. Lo hace además porque quiere informarnos a las féminas de la opción. Así que, ¡hala!, a colapsar la Sanidad pidiendo cita. ¿Qué tal si, de paso, nos extirpamos también el cerebro y así nos libramos de padecer alzheimer?

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Por Magdalena del Amo
Periodista y escritora, pertenece al Foro de Comunicadores Católicos.
Directora y presentadora de La Bitácora, de Popular TV
Directora de Ourense siglo XXI
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Autor

Magdalena del Amo

Periodista, escritora y editora, especialista en el Nuevo Orden Mundial y en la “Ideología de género”. En la actualidad es directora de La Regla de Oro Ediciones.

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