El Cóndor de los Andes, la dictadura de Venezuela y otras perlas.


Hace tiempo que Zapatero no es sujeto de mis frases, salvo cuando por exigencias del guión hay que desvestirlo y echarle en cara el agujero económico que dejó su desastrosa política económica. Agujero que Rajoy a falta de acciones necesarias y demandadas, como el adelgazamiento de la Administración y otras medidas, utilizó como recebo los pellizcos arrancados a las partidas presupuestarias de educación, sanidad, pensiones, dependencia y otros vectores del estado de bienestar.

Ahora vuelve a la palestra el rey de las ocurrencias y la frivolidad, amigo de corruptos, tiranos y asesinos, como Fidel Castro y su hermano; como Chávez y Maduro. Vuelve, además, dando la nota y creando conflictos diplomáticos por sus visitas a deshora, saltándose reglamentos y protocolos. Pero ahora, podrá compensar el diploma de “Bobo solemne” con el de “Cóndor de los Andes”. Eso sí que mola. Por cierto, Morales el de la chompa, dice que Podemos será la salvación de España.

Estos días, quizá por estrategia política, se habla mucho de Venezuela donde rige una dictadura inmunda. No hay que hacer demasiados análisis para deducir que el sistema político ideal de Podemos es una dictadura al estilo de Chávez y Maduro: manipulación electoral y pucherazo, pobreza generalizada, a la cárcel el disidente y cierre de medios de comunicación libres. Hoy, los venezolanos, igual que los cubanos, solo pueden informarse –lo de informarse es un decir—a través de la prensa y la televisión del gobierno. Pablo Iglesias y Monedero fueron sus asesores en la implementación del sistema de cadenas que sufren los venezolanos.

Yo no conozco Venezuela de oídas. He vivido allí en dos periodos cortos de tiempo, pero suficientes para conocer lo que era ese país. Es cierto que la corrupción estaba instalada en las instituciones y en los diferentes gobiernos de adecos y copeyanos, y pude comprobar cómo se disponía del dinero público y se utilizaba el cargo polític para colmar aspiraciones personales, cuando en España aún no habían asomado los Bárcenas, los Faisanes y demás corrupciones políticas y judiciales. Doy fe de ello. De aquellos polvos –me refiero a Venezuela—vienen estos lodos. Quien entronizó a estos dictadores iletrados fue la desesperación de muchos, bien canalizada por asesores que ahora pretenden subir a La Moncloa para dirigir a los españoles.

No lo estoy justificando, Dios me libre, pero hace veinte años, en Venezuela había corrupción, pero las cosas funcionaban. Había muertos todos los días por ajuste de cuentas entre bandas de delincuentes. Una tarde estábamos en el café Central, una de las terrazas de Sabana Grande y tuvimos que meternos debajo de la mesa porque unos cuantos tipos andaban a balazos y los proyectiles nos pasaron a milímetros. Eran delincuentes. Pero hoy es la policía la que asesina a manifestantes y a disidentes a plena luz del día. Había corrupción, es cierto, pero hoy esa corrupción se ha incrementado. Las familias de los dirigentes Chávez y Maduro se han hecho millonarias con el dinero robado al Estado y las propiedades expropiadas a particulares y empresarios. Y lo peor es que en las escuelas están educando a los niños en el pensamiento único comunista y el odio al discrepante, como enemigo de la nación.

No cabe duda que los venezolanos se equivocaron al elegir al inquilino del Palacio de Miraflores. Se dejaron llevar por las promesas vacuas y los discursos sobre los enemigos foráneos. Debo decir que cuando yo estuve en Venezuela, tuve contacto con Luis Alberto Machado, que había sido ministro con el gobierno copeyano de Herrera Campins, una especie de Rajoy que prometió mucho y resultó más de lo mismo. Luis Alberto Machado abogaba por el desarrollo de la inteligencia. Por los años noventa, intentó volver a la política, pero, al carecer de maquinaria para la propaganda, obtuvo muy pocos votos. No está de más decir que Corina Machado, ahora en el centro del huracán y que, vistas las cosas, puede ser que le vaya a hacer compañía a Antonio Ledesma a la cárcel, no es familia de don Luis Alberto.

Algunos sostienen que si Podemos llega a gobernar, España se convertiría en una Venezuela. Yo no lo creo, por muchas razones, salvo en lo tocante a los medios de comunicación. A los políticos les gusta ocultar su lado escuro, sus malas acciones, sus desaciertos y defectos, y sus corrupciones. Y lo hacen a base de dinero y de logística: dejando caer algunos medios de comunicación plurales y manteniendo los afines y pesebreros. O aplicando el viejo consejo de Sun Tzu, “si no puedes con tu enemigo, alíate a él”. Eso lo saben los “barones” autonómicos, y aquí también podría personalizar porque me he visto en unas cuantas salsas. Si los nacionalistas de Galeuscat y los PSOEs tanto nacional como autonómicos lo saben hacer bien, el Partido Popular tampoco es manco. Véase cómo colocó en la picota a algunos, y compró los beneficios de otros. El ejemplo de Prisa, beneficiado por obra y gracia de Soraya es quizá el ejemplo más escandaloso. La diferencia es que con Podemos, la libertad de expresión sería simplemente un regusto del pasado.

A Celia Villalobos la han pillado en las patatas. De esta señora maleducada y prepotente ya casi nada nos extraña, pero tener la poca vergüenza de jugar con su tablet, no al “Candy crush”, como se dijo en un principio, sino al “Frozen Free Fall” desde la silla más importante de la democracia es una demostración palpable de su carencia de respeto por los ciudadanos y de su idiotez y panfilismo. Los de Podemos le pueden estar agradecidos, porque esa mañana les ha regalado unos cuantos votos.

¿Podemos o el Partido Popular? Yo creo que no debemos presentar solo las dos alternativas extremistas. Es cierto que hay poco dónde elegir. Vox creo que no existe, o por lo menos no se le oye; el absolutismo de Rosa Díez hace que UPyD pierda cada vez más fuelle y esté condenado a la extinción; queda Ciudadanos, que cosecha cada vez más apoyos y parece que tiene un buen programa económico. Pero ¿y la dignidad de la vida humana? Ciudadanos cree que el derecho a la vida es una cuestión política. Mira tú por dónde los católicos, o agnósticos y ateos pero defensores de la vida en todos sus estadios, no podemos votar por el partido de Albert Rivera, al que sí le respetaron su derecho a nacer. Como tampoco podemos votar a un PP que se avergüenza de los principios que fueron el colágeno que nutrió sus estatutos hasta ahora. Volviendo a la inculta y déspota Villalobos, ella, que es la gran ideóloga del PP, ha dicho que el aborto es algo que el partido tiene ya superado. Lo malo es que tiene razón y que a pesar de los recortes en sanidad, el gobierno del PP sigue dando dinero a las clínicas abortistas para que sus dueños y gestores se sigan enriqueciendo con el asqueroso negocio de la Cultura de la Muerte. Es verdad y hay que decirlo. ¡Al pan, pan, y al vino, vino!

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Por Magdalena del Amo
Periodista y escritora, pertenece al Foro de Comunicadores Católicos.
Directora y presentadora de La Bitácora, de Popular TV
Directora de Ourense siglo XXI
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Autor

Magdalena del Amo

Periodista, escritora y editora, especialista en el Nuevo Orden Mundial y en la “Ideología de género”. En la actualidad es directora de La Regla de Oro Ediciones.

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