MADRID, 15 (OTR/PRESS)
Así como el principal y casi único atractivo político de Jose Luís Rodríguez Zapatero era que no era Aznar, el de Podemos parece ser que no es el PP ni el PSOE. Ahora bien; conscientes sus líderes de que lo mismo eso puede acabar sabiendo a poco, echan a rodar la especie de que tampoco es Izquierda Unida, aunque con ello se adentran en un terreno movedizo, el de la negación de la evidencia, que puede ocasionarles algunos perjuicios. Podemos, como casi todo el mundo sabe, es el relevo generacional, la marca joven de Izquierda Unida, que no sólo se había quedado vieja, sino atrapada sin remedio en el Régimen corrompido que buena parte de la ciudadanía deplora. O dicho de otro modo, más apegado al auto-transfuguismo de la ideología madre: primero fue PCE, luego IU, y ahora Podemos. Lo de los perjuicios vendría por el lado cismático, escisionista, tan consustancial a la marca.
Las campañas de descrédito contra Podemos no sólo son execrables por introducir el juego sucio y la calumnia en el debate político, sino, y principalmente, por impedir u oscurecer ese debate. Como mucho, cuando se habla de Podemos, es decir, de los cuatro que han montado la franquicia moderna del marxismo clásico, se habla de economía: que si la deuda, que si la presión fiscal, que si los subsidios, que si los bancos… Y aun así, tampoco se habla mucho ni en profundidad, sino lo justo para descalificar de plano sus propuestas, que, por lo demás, van cambiando de día en día. Es innegable, y en eso uno no tiene más remedio que reconocer la perspicacia de Marx, que casi todo en la vida tiene un móvil, una causa o una raíz económica, pero de ahí a prescindir de todo lo demás, de la política como proyecto integral e integrador de vida sin ir más lejos, hay, como mínimo, un abismo.
¿Qué sociedad propugna Podemos? ¿Qué refinamientos, qué cultura? ¿Qué futuro? ¿Qué Justicia? ¿Qué respeto o que falta de respeto a la persona, al individuo? ¿Qué plan? ¿Qué transformación cosmética o profunda? No se sabe. De momento, con que no son el PP, ni el PSOE, ni IU, que se agradece no obstante, parecen ir servidos.