MADRID, 25 (OTR/PRESS)
El colmo ya es la encuesta de Sigma-2 para «El Mundo», en la que Podemos aparece como ganador de unas elecciones generales que se celebrasen ahora, con un par de puntos por encima del PP y unos pocos más por encima del PSOE. Y nadie dirá que lo hace un periódico entusiasta del partido de Pablo Iglesias. Eso, el lunes. Y el martes, lo del Parlamento Europeo de Estrasburgo y el entusiasmo de Iglesias ante el discurso del Papa Francisco por su cerrada defensa de los derechos humanos y otras consideraciones que hacen las delicias de todos los progresistas. El líder de Podemos ya venía diciendo que estaba sorprendido por tantas coincidencias suyas con el jefe de la Iglesia católica, lo mismo que me pasa a mí desde que Su Santidad fue elegido por el Cónclave. Uno está encantado con el hecho de que en Roma esté quien está y que en la cabeza de las encuestas en España figure quien figura. La limpieza y el profundo sentido de la justicia y la igualdad, que ahí están los derechos humanos, son los puentes que han de unir a las buenas y sanas gentes del mundo entero. De modo que «¡Bien, Bergoglio, bravo!», como Pablo Iglesias ha resumido su entusiasmo por el discurso esencial del Pontífice, que además coincidiría con la esencia del mensaje evangélico de Cristo. Cada cual que piense lo que le parezca, que yo no me voy a disgustar porque desde la derecha e incluso desde alguna parte de la izquierda no coincidan con estos planteamientos míos de hoy. En fin, vamos a seguir el curso de los acontecimientos y a pedir a la derecha española que no se pongan tan histéricos, o al menos tan nerviosos, con la revelación política del decenio, como pedí a los cristianos lo mismo con motivo de la revelación espiritual de las tres últimas décadas, cuando Bergoglio fue elegido en Roma. También me gustaría que los de Pedro Sánchez y los de Cayo Lara y Alberto Garzón fuesen realistas y obrasen con más inteligencia a la hora de tratar el tema de Podemos, pues en sus manos ha estado durante años la ocasión que reiteradamente han desaprovechado. Si los sondeos hablan de dos tercios para la izquierda y un tercio para la derecha, pues habrá que obrar en consecuencia.
