No te va a gustar – Caras nuevas, carcas viejos


MADRID, 22 (OTR/PRESS)

Existe como una pasión que incita a mudar rostros viejos por otros aún incógnitos, lo cual no estoy seguro de que implique que tal pasión se extiende a la mudanza en las ideas. Alcaldes que parecían eternos anuncian que se retiran para dejar paso a otras gentes. Los cuadros del principal partido de oposición han experimentado un violento tsunami, y algunos, el último Antonio Carmona en Madrid, se lanzan valientemente a la pelea de las elecciones primarias, que, por cierto, deberían ser obligatorias para todas las formaciones. Lo mismo que la limitación de mandatos. O que el desbloqueo de las candidaturas. Eso sería el comienzo de una verdadera regeneración; lo otro, parches.
Porque la regeneración política no va a venir solamente, ni principalmente, del rejuvenecimiento de los dirigentes y representantes políticos. Ese es un dato: lo cierto es que sí estamos viendo caras nuevas que llegan y caras conocidas que se van. Lo que no vemos es ese afán de renovar estructuras, de abrir partidos y sindicatos -que esa, ahora que hablamos de mudanzas, es otra- a una mayor participación ciudadana. Diría aún más: no pocas veces, las caras nuevas que llegan a las fotografías de los periódicos nos demuestran que no tienen nada inédito que decir. ¿Para qué el cambio, pues, si las doctrinas, los mensajes, son los mismos?

Compruebo, con cierta angustia, que la sociedad civil no acaba de dar el paso de incorporarse a la tarea política: la vida pública ha perdido reputación. Estoy deseando ver que, como ocurría en tiempos de la Unión de Centro Democrático, lo mejor de esa sociedad civil se muestra dispuesta a servir a sus compatriotas. Sin ánimo de desmerecer a nadie, y reiterando mi aplauso a quienes se lanzan al ruedo, constato que esta no es la renovación en la que muchos pensábamos. No es eso, no es eso.

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