Andrés Aberasturi – Apocalíptico Junqueras


MADRID, 29 (OTR/PRESS)

Resulta ya un poco aburrido escribir y volver a escribir sobre lo que Carlos Herrera bautizó con humor como «pasión de catalanes» aunque, para ser honestos, habría que referirse a la pasión de algunos ciudadanos y algunos políticos catalanes. Es aburrido, ya digo, pero es que primero Carod y ahora Junqueras te lo ponen demasiado fácil. Si yo fuera Santiago Segura les ofrecería a los dos un papel protagonista en una peli de alocadas aventuras que no fuera de la serie «Torrente» que, para esa saga ya tenemos al clan de los Pujol sin salir de Cataluña porque el casting podría ser mayor que el de Gran Hermano si se hiciera provincia por provincia y partido por partido. Pero a lo que vamos.
Resulta que Junqueras se despacha a gusto en un periódico serio como el «Financial Times» y lanza una advertencia apocalíptica: una crisis financiera mundial en el caso de que se suspende la consulta independentista. Por la City corre la noticia que pone de los nervios a los socios de la UE; Obama consulta con sus asesores, Putin se replantea tras las palabras de Junqueras retocar su política exterior lo mismo que China, la India y los países emergentes. Junqueras ha hablado sobre el porvenir del mundo si se frenan sus ansias de independencia y tendría que haber sido como la tormenta perfecta.
Tendría, pero parece que no. Incluso el propio rotativo británico señalaba que «el choque que se avecina, de momento, no ha hecho mella en el entusiasmo por España, que ha visto cómo los rendimientos de los bonos soberanos han caído a mínimos históricos, así como impresionantes ganancias en la Bolsa en los últimos dos años». Igual es que el mundo entero se equivoca y sólo Junqueras está en posesión de esa verdad revelada. Hace unos meses, en noviembre, este extraño personaje amenazó con «parar la economía catalana durante una semana» para que se enterase España de lo mal que lo iba a pasar; quizás la idea era buena, pero no parece que sea cosa sencilla levantarse un lunes y ordenar que se pare, así, sin más, la economía circundante hasta nueva orden.
El problema de Junqueras -como el de Carod, Mas y casi todos los ultranacionalistas- es que confunden la parte con el todo y se atreven a hablar en nombre de colectivos que les superan ampliamente. Dice Junqueras al «Financial Times»: «Si yo fuera un inversor, estaría más tranquilo sabiendo que hay una Cataluña independiente y preparada para cumplir con sus obligaciones que teniendo un Reino de España que están confrontado con sus propios ciudadanos». Y no se da cuenta de tres errores fundamentales: el primero es que el no es inversor y los inversores nacionalistas -sin dar nombras- parece que preferían tener sus dineros fuera de Cataluña. En segundo lugar una Cataluña independiente estaría fuera de los mercados como ya lo han repetido hasta la saciedad gentes ajenas al conflicto; eso quiere decir que esa hipotética Cataluña no estaría preparada en absoluto para cumplir con sus obligaciones. Y el tercer error es afirmar algo tan gratuito como que el Reino de España esté «confrontado con sus ciudadanos». Es Junqueras y los que aún le creen -junto a los que aún creen en Mas- los que están enfrentados al resto del Reino de España, a la inmensa mayoría de los partidos políticos y a la inmensa mayoría de los ciudadanos españoles que bastantes quebraderos de cabeza tenemos ya como para enfrentarnos con nadie por un delirio sucesorio.
Los sueños nacionalistas, aquí y ahora, sólo producen monstruos y falsedades, pero ni Mas ni Junqueras, pese a todos los despertadores que han sonado, quieren abandonar la pesadilla.

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