Fernando Jáuregui – ¿Por quién votará usted en las europeas?


MADRID, 23 (OTR/PRESS)

No me lo diga, claro, que el voto es secreto. La pregunta que titula este comentario es meramente retórica. Podría transformarla del siguiente modo: ¿quién cree usted que merece más el voto el próximo 25 de mayo? Se lo digo porque estoy preocupado: no he encontrado casi a ninguna persona que no sea militante en algún partido que piense acudir a las urnas ese día. ¿Desinterés por la marcha de Europa? Ciertamente, esta Europa de barrosos, vanrompuys, schulzs y junckers no parece capaz de entusiasmar a las masas. Pero yo diría más bien que el desinterés se centra en la propia política española, tal y como se está conduciendo. Las encuestas, referidas a la confianza de los ciudadanos en sus representantes, son pavorosas. Y ya veremos si los sondeos, que hablan de una especie de fin del bipartidismo, aciertan. Y, sobre todo, veremos si para otro tipo de elecciones venideras (locales, autonómicas, generales) son igualmente contundentes acerca del fin de la hegemonía PP-PSOE.
Si me permite avanzar un diagnóstico, amable lector, le diré que sin duda la intención de ir a votar se habría incrementado si, en lugar de dar la sensación de que las listas para ir a Europa se fabrican desde los «aparatos» de los partidos como un premio a la buena conducta de militantes fieles, se hubiesen organizado elecciones primarias también para confeccionar las eurocandidaturas. Y los inicios de la precampaña tampoco alientan al entusiasmo, la verdad: ya estamos instalados en lo de la difícil herencia recibida, en el «y tú más», en las acusaciones menos que veladas de corrupción sin presentar demasiadas pruebas… O sea, lo de siempre.
Yo no puedo ser tan políticamente incorrecto, amable lector, como para decirle qué es lo que voy o no a hacer el próximo 25 de mayo. Menos aún, para aconsejarle una cosa u otra: quién soy yo para tamaño atrevimiento. Sí le diré que, la verdad, mi confusión aumenta a medida que se acerca la fecha del inicio formal de la campaña, a medida que voy oyendo insensateces, a medida que compruebo que los silencios clamorosos se mantienen -me dicen, laus Deo, que no por mucho tiempo-, que la nueva forma de gobernar no llega. Y, así, a un veterano mirón de la cosa política como soy yo no pueden extrañarle ni la falta de entusiasmo, ni la indecisión, ni el desconcierto generalizados. Que alguien haga algo, y rápido, porque, además, ellos saben perfectamente, como lo sabemos usted y yo, lo que tienen que hacer, aunque les dé pereza, miedo escénico o terror desde las bambalinas el ponerlo en práctica.
Que hagan algo, sí, porque le aseguro que me encantaría comprobar cómo, el próximo día 25, los colegios electorales se llenan de electores y las urnas, de votos. Se beneficie de ellos quien se beneficie; lo importante es que lo merezca.

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