Los ciudadanos de a pie convertidos en expertos consumidores de luz


MADRID, 11 (OTR/PRESS)

Millones de consumidores se enfrentarán a partir de abril o mayo a una nueva factura de la luz que tendrá en cuenta el consumo diario y el precio fijado cada día en el mercado mayorista. El cambio es sustancial ya que viene a unirse a otro no menos importante y que tiene que ver con el mayor peso que tendrá en el recibo la parte fija en detrimento de la variable.

Esto que puede parecer sencillo no lo es tanto y además da un poco de vértigo. Dicen que habrá tantas facturas como usuarios, que algunos quedarán en tierra de nadie, por ejemplo los que tenían su tarifa vinculada al mecanismo de subasta que existía hasta ahora, y que quien quiera se podrá apuntar a una tarifa plana anual para evitarse las sorpresas.

Hasta aquí todo parece sonar bien, pero no tanto. Industria asegura que teóricamente el nuevo sistema podría abaratar la factura alrededor de un 3 por ciento que era el porcentaje que las subastas encarecían el recibo. Después está la idea de que los consumidores puedan ajustar su consumo por horas. Y esto también es pura teoría.

Primero, porque ahora mismo hay instalados pocos contadores digitales (hasta el 2018 no es obligatorio) y porque aunque surgiera alguna aplicación que lo hiciera posible ocurren dos cosas: no podemos estar mirando la cotización continuamente como si de unas acciones en bolsa se tratara y consumir teniendo en cuenta si está más baja o más alta, sino también porque la parte del recibo que tiene que ver con el consumo es de apenas el 37 por ciento. El ahorro no sería por tanto muy interesante y sí mucho el esfuerzo para lograr alguna rebaja.

Habría que convertirse en un experto que analice con lupa los precios cerrados para cada hora de cada día y que por cierto son muy variables. De hecho, puede pasar de 0 euros a más de 70 en 24 horas.

Y una última cosa importante, ahora será mercado puro. En teoría, si los precios suben por la climatología o las condiciones en los mercados internacionales, el gobierno no podría hacer nada para que esas tensiones no se trasladaran al recibo.

Y ya sabemos la incidencia que en la opinión pública tienen las subidas del recibo de la luz, más aún en estos momentos en que empresas y familias han sufrido ya subidas estratosféricas mientras bajan los salarios y suben los impuestos.

Vaya que si saben los políticos lo impopular que puede llegar a ser la subida de la luz.

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