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EPIFANÍA
Se había ido noviembre
dejando la paz en Jerusalén.
Más tarde llegó el censo de Belén:
era el 24 de diciembre.
El día 25 amaneció
blanco, la nieve sucedió al rocío,
diciembre mostró al hombre que era frío
y un don del Universo le ofreció.
La Virgen su esperanza acarició
volcando en su caricia amor de estío.
Y el sol, con nuevo brío,
la nieve, fría y blanca, derritió.
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Dámaso Mayarias
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