Francisco Muro de Iscar – El voto de la inmensa clase media


MADRID, 10 (OTR/PRESS)

Donde se van a jugar las próximas elecciones es en el espacio, cada vez mayor, de la clase media, o de las clases medias. En los últimos años del Gobierno socialista de Zapatero -sorprendentemente aclamado en la Conferencia Política del PSOE-, y en los del PP se ha ahondado la diferencia entre los más ricos -cada vez más y más ricos- y los más pobres -también muchos más, tres millones viven con menos de 307 euros al mes, y más pobres-, pero hay una inmensa clase media en la que conviven pensionistas bajo mínimos, mileuristas que no llegan a fin de mes, funcionarios con un poder adquisitivo cada vez más reducido, empleados en precario, profesionales liberales con más o menos apuros, estudiantes sin futuro o impelidos a buscar trabajo fuera de España, rentistas, personas con algunos recursos, algunos, los menos, sin problemas* La merma de la capacidad de consumo de esta clase media incide sobre el pequeño comercio y de la economía. Un colectivo diverso, muy numeroso que está perdiendo la fe en el sistema y que no ve que los partidos tengan ideas para el futuro. No les une la ideología sino la insatisfacción y la preocupación por el presente y por futuro de los suyos.
La Conferencia Política del PSOE no ha dado respuesta a esa inquietud de una clase media reconfigurada. No han construido ni parece que esté en el horizonte un discurso que hable de una nueva redistribución de los recursos escasos; de la moral fiscal y del rediseño de unos sistemas fiscales equitativos pero suficientes; de cómo transformar la solidaridad; de los nuevos derechos y deberes ciudadanos. La vieja izquierda sigue anclada en una arcaica visión obrera del mundo -si el PSOE quiere modernizarse debería empezar por eliminar la O de sus siglas- y en el mantenimiento inflexible de un Estado de Bienestar que se va a transformar sí o sí, de un sistema educativo fracasado, y de la prestación en exclusiva de los derechos sociales por el sector público -muchas veces ineficiente o corrupto-. La desconfianza social hacia el PSOE y su falta de ideas y de líderes es patente.
Mientras, el Partido Popular ha incumplido todo su programa y tiene desconcertadas a sus bases. En la educación, la sanidad y la justicia ha conseguido algo impensable: que todos estén en contra de sus políticas y, sobre todo, de quienes las ejecutan. La derecha más a la derecha reniega de un partido «cobarde» y está más cerca que nunca de la abstención. El centro y la derecha moderada rechazan la soberbia y la prepotencia de los líderes «populares».
PSOE y PP han perdido su legitimidad y su valoración social. El partido que asuma y lleve a la práctica la urgente demanda de cambio que reclama la nueva mayoría de las clases medias será sin duda la fuerza que domine la política española en las próximas décadas. ¿Será la izquierda? Tendrá que definir sus objetivos y cambiar radicalmente sus comportamientos. ¿La derecha? Deberá abandonar la soberbia y volver al centro. Alguien tiene que ofrecer alternativas a la nada.

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