Mabel Redondo – Entre bambalinas – Arantxa Sánchez Vicario se guarda un «as» para su defensa.


MADRID, 10 (OTR/PRESS)

Ni por asomo pensamos que las memorias de Arantxa Sánchez-Vicario podrían llegar a abrir tantos frentes, ni que podrían albergar tan amargos recuerdos de la tenista sobre su infancia, adolescencia y juventud.

«Vamos Arantxa. Memorias de una lucha, una vida y una mujer» acaba de salir a la luz y ni un solo capitulo de ese libro tiene desperdicio. Será el próximo martes cuando la que ha sido número uno del tenis mundial, de la cara en una rueda de prensa en la Casa del Libro de Barcelona. La expectación es brutal y la presentación será multitudinaria, no habrá medio de comunicación que no esté representado en esa convocatoria. Arantxa piensa explicar «el por qué» ha escrito unas memorias en las que denuncia que se siente engañada por sus padres y a quienes les pide cuentas de buena parte de la fortuna que amasó durante su carrera deportiva, les reclama 14 millones de euros y lo hace también en los tribunales, además les acusa de apropiación indebida y administración desleal.

La extenista ya intentó recuperar su patrimonio hace dos años cuando tras su matrimonio con Josep Santacana les reclamó, a sus progenitores, por las buenas lo que era suyo, ahora le persiguen sus problemas con Hacienda. Además, Arantxa ha interpuesto otra demanda a sus padres para recuperar tres viviendas, en una de ellas viven Emilio y Marisa, y los otros dos son apartamentos en S»Agaró.

Es inevitable pensar que con este libro Arantxa Sánchez Vicario se ha liberado, en su relato deja patente que se ha sentido presa de un objetivo: «jugar y ganar». Para llegar a ser una figura como ella es fundamental elevar a la máxima potencia la competitividad y el esfuerzo, lo malo es cuando a toro pasado y después de tantos éxitos a tus espaldas eso ya no lo ves tan positivo porque piensas que te has perdido muchas vivencias propias de una niña y de una adolescente. Pero ese, es también el precio que tienen pagar quienes llegan a ser «número 1», y ella lo ha demostrado con creces.

Arantxa retrata en su libro a unos padres obsesionados por controlar absolutamente todo en su vida, desde su forma de vestir, su peinado, su alimentación, sus amistades hasta los hombres con los que salía y a quienes nunca terminaban de encajar, porque siempre pensaban que esos «novios» podrían tener otros intereses muy distintos al amor por la tenista.

Mucho dista este «libro denuncia» de Arantxa del que escribió su padre Emilio Sánchez, y que bajo el titulo «Forja de Campeones» narraba los sacrificios, que como progenitores, habían llevado a cabo tanto él como Marisa, su esposa. El matrimonio siempre tuvo muy claro que harían de sus cuatro hijos auténticos deportistas, ellos les orientaron desde niños al universo del tenis y Arantxa consiguió elevarse al podium de las campeonas y llegar a ser número uno del mundo.

Resulta curioso perderse en algunos párrafos de «Forja de Campeones» en los que Emilio Sánchez cuenta que: «Los frutos que esperamos recoger todos los padres normalmente constituidos son exclusivamente, la felicidad de nuestros hijos, un porvenir seguro para ellos, y que logren ellos también una familia estable el día en que decidan tomar estado. No conozco todavía unos padres que programen el porvenir de sus hijos pensando en sí mismos, en su seguridad el día de mañana. El «oficio de padres» es el único en el que no ejercen derechos, el único en el que normalmente no hay pleitos, ni reclamaciones, ni esperanza de resultados financieros». Estas líneas las escribía el padre de Arantxa hace unos años, hoy esas frases vienen a demostrar las vueltas que da la vida, hasta en las familias aparentemente ejemplares, nada más lejos de la realidad.

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