Antonio Casado – Perplejidades Garzón.


MADRID, 10 (OTR/PRESS)

No se trata de pertenecer o no al club de fans del juez Garzón. Se trata de expresar ciertas perplejidades que caen de su lado. A su favor, quiero decir, porque avivan la fundamentada sospecha de que ha sufrido una especie de escarmiento de quienes se la tenían jurada en su propio estamento profesional.

Perplejo se queda uno ante el hecho de que, después de treinta años en el ejercicio activo de la Judicatura le empapelen por tres causas distintas en tan poco tiempo. O que la iniciativa de los reproches penales venga de acusadores particulares, nunca de la Fiscalía (acusación pública).

Si nos ceñimos únicamente al caso de las escuchas, por el que se le condena a 11 años de inhabilitación, perplejo se queda uno ante la inquietante coincidencia de abogados de presuntos delincuentes (caso Gürtel) con los magistrados del Tribunal Supremo en el mismo reproche penal a Garzón (hablo de coincidencia, no de frente común). Y perplejidad es lo que causa constatar que en la operación judicial desencadenada contra una trama de corrupción masiva el primero que cae es el juez que trataba de investigarla. En fin, tampoco queda uno muy tranquilo al constatar que por la misma conducta a nadie se le ocurra ir contra otros dos jueces: el que respaldó las escuchas entre defensor y defendido y el que decidió prorrogarlas.

Es verdad que no se condena a Garzón por haber investigado una trama corrupta vinculada al PP sino por haber vulnerado el derecho de defensa, no importa en qué asunto. Pero también es verdad que las circunstancias que concurren (dos causas por prevaricación y una por cohecho), con evidente trasfondo político e ideológico, hacen inevitable dudar de si se habría actuado así en el caso de conductas similares de un juez en asuntos relacionados con el PSOE, que tampoco faltan.

Por otra parte está el espinoso asunto de la prevaricación, como un tipo penal tan vinculado a los procesos de intención subjetiva ¿Cómo demostrar que se cometió ese delito, el más grave que se puede imputar a un juez? Dicho sea con todos los respetos, la sentencia que conocimos este jueves no lo demuestra en absoluto. Simplemente se afirma que la decisión de Baltasar Garzón (ordenar las escuchas) fue un acto «arbitrario» que vulnera el «derecho de defensa».

Tal vez la consecuencia de aquella decisión fue la vulneración del derecho de defensa, seguramente fue así, pero eso no demuestra que su decisión fuese «arbitraria». Y muchísimo menos que la tomase a sabiendas de que estaba cometiendo un delito ¿Cómo negar al juez Garzón que lo hizo, como él sostiene, por creer que era lo justo, lo correcto, lo adecuado?

En definitiva, se puede demostrar que estaba equivocado. Eso trata de demostrar técnicamente la sentencia. Lo que no demuestra en absoluto es que estuviera deliberadamente equivocado. O sea, que fuera consciente de estar cometiendo un delito. Eso es lo que nos remite a la figura penal de la prevaricación.

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