Carlos Carnicero – Los retos de Rubalcaba.


MADRID, 05 (OTR/PRESS)

Quienes dicen que Alfredo Rubalcaba es el pasado debieran mirar en el escaparate de la política. Uno de los primeros que se ha pronunciado en esa dirección es Javier Arenas. Pues no es precisamente un niño y lleva viviendo de la política más de dos décadas, sin haber ganado jamás una elección y habiendo perdido todas las veces que se presentó como candidato a las elecciones de Andalucía.

El propio Rajoy lleva en coche oficial veinte años. Muchos lo echaron a la papelera y ahora es el presidente constitucional de España y el que preside un partido con más poder territorial de la historia de la democracia.

Alfredo Rubalcaba es un veterano del PSOE, un superviviente. Una vez escribí de él que era un flotador que si le pillaba un Tsunami en el puerto de Yokohoma aparecería vivo y flotando en San Francisco. En el 38 congreso ha flotado y además le ha ganado la partida a Carme Chacón.

Su primera urgencia son las elecciones andaluzas, pero también las asturianas. Las primeras tienen para mi la suerte echada. La segundas tienen pelea. Con la condición de que los socialistas asturianos hagan una limpieza en sus listas electorales capaces de ofrecer un proyecto creíble desde la izquierda a la sociedad asturiana. El principado puede tener un gobierno de izquierdas otra vez. Y Rubalcaba tiene buena sintonía con sus compañeros del norte.

Estas urgencias electorales deberían sincronizarse con el comienzo de la gran renovación orgánica y programática del PSOE. Abrir el partido a la sociedad, establecer la militancia 2.0 y la celebración de primarias abiertas a los inscritos en las elecciones.

No soy entusiasta de Rubalcaba, pero dada la oferta de liderazgos del 38 congreso del PSOE, soy un convencido de que era la menos mala de las opciones posibles.

Alfredo Pérez Rubalcaba tiene toda la legitimidad y legalidad para ejercer el liderazgo socialista y para todos los observadores de la política española debe merecer el crédito de su oportunidad. Independientemente del tiempo que llega en el partido. Y además ha acabado con la estulticia zapateril de pensar que solo la juventud tiene cualidades para la política. Rubalcaba, otra vez, kilómetro cero.

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