Francisco Muro de Iscar – Los derechos de las víctimas.


MADRID, 18 (OTR/PRESS)

«Habrá un día en que todos, al levantar la vista, veremos un país llamado Libertad». Lo decía Labordeta y, afortunadamente un día nos levantamos en España y vimos ese país. Con sus imperfecciones, lo vemos todos los días. Somos afortunados porque hay muchos ciudadanos del mundo que no disfrutan de esa libertad. Y hay un lugar de España donde todavía esa libertad no es plena, donde decenas de miles de ciudadanos han tenido que huir en las últimas décadas y no han podido regresar, donde aún los asesinos de casi mil víctimas no han pedido perdón, donde a pesar de la tregua de ETA, se sigue sintiendo el miedo y donde muchos no pueden defender sus ideas ni manifestarlas en voz alta. Un territorio donde las armas siguen escondidas y en disposición de ser usadas. Un lugar donde los defensores de ETA ocupan ayuntamientos. Un país donde los que todavía no han condenado la violencia inútil y sin sentido de ETA se van a sentar en el Parlamento nacional. Ese lugar es el País Vasco y ese país es España.

La izquierda abertzale acaba de pedir perdón a las víctimas, pero con un pequeño matiz: ha equiparado a las víctimas de ETA y a las de «las estrategias represivas y de guerra sucia de los Estados español y francés». Para ellos todas las víctimas son iguales y deben ser tratadas igual. Es una pura desvergüenza intolerable, a pesar de que algunos incluso desde las filas del propio Gobierno vasco estén aplaudiendo esta «incorporación» de los antiespañoles y de los violentos a las instituciones nacionales y democráticas que el último Gobierno favoreció. Sin entregar las armas, sin pedir perdón a las únicas víctimas y a sus familias que tanto han sufrido, que nunca recuperarán lo que les quitaron para nada.

¿Hasta dónde tienen que llegar? El Parlamento vasco aprobó en 2008 una Ley de reconocimiento y reparación a las víctimas del terrorismo en la que, en su Exposición de motivos, se promete a las víctimas «el sentido homenaje que merece el sufrimiento padecido… tres pilares básicos a saber: derecho a la verdad, derecho a la justicia y derecho a la reparación…». Las víctimas son las de ETA. Víctimas a las que se negó hasta el derecho a un funeral, víctimas que siguen sin salir de casa, víctimas todas inocentes, víctimas niños, víctimas todas sin ninguna razón.

Es un escarnio que alguien trate de igualar a los que murieron a manos de los asesinos con éstos mismos. Es un escarnio que quienes han tratado de dinamitar el Estado y han dejado esa estela de sangre, sin devolver las armas, sin pedir perdón a las víctimas, sin pagar el daño causado y sin repararlo, exijan contrapartidas. Si hay un solo resquicio legal para que Amaiur no obtenga ventajas que no merece, los políticos demócratas deben impedirlo. Se lo deben a la dignidad de las víctimas, a ese grupo vulnerable sumido en la violencia como todo el país por un puñado de terroristas sin conciencia.

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