Antonio Casado – La pelota está en el aire.


MADRID, 7 (OTR/PRESS)

La celebración del 33 aniversario de la Constitución, un tanto deslucido por las ausencias, al menos ha servido para escenificar la complicidad del presidente del Gobierno que viene y el presidente del Gobierno que se va, Rajoy y Zapatero, respecto a una cuestión de Estado que no puede esperar a la toma de posesión del nuevo en el Palacio de la Moncloa. La cuestión de Estado es, por supuesto, el desenlace definitivo de la crisis europea que a partir de la noche del jueves y a lo largo del viernes -si es que no se alarga la reunión-, se va a cocinar en una decisiva Cumbre de altos mandatarios de la UE.

Se nos ha dicho que Zapatero y Rajoy han consensuado la posición que el primero, como presidente en funciones, llevará a la Cumbre. Se nos ha dicho que la posición consensuada consiste en apoyar las reformas propuestas por el tándem Merkel-Sarkozy. Pero, más allá de las filtraciones, no se nos ha dicho de forma terminante cuáles son esas propuestas, cuya presentación en la Cumbre correrá a cargo del presidente permanente, Van Rompuy, y cuyo destino final dependerá del consenso entre los 27 del mercado único, o solo entre los 17 del euro.

En consecuencia, es hablar por hablar referirse al contenido de las reformas y al método para llevarlas a cabo, sin esperar al cierre de la Cumbre el viernes por la noche o, en su caso, al tiempo de prolongación, si fuera necesario. Sí podemos cantar por anticipado la buena sintonía Zapatero-Rajoy respecto a lo que conviene a España, aunque eso no quite ni ponga demasiado al hecho de que nuestra condición de potencia media no da para condicionar el desenlace.

Lejos, muy lejos, quedan los tiempos en que el destino de Europa se jugaba en España. Ahora es al revés. Con unos cuantos siglos por medio, los españoles hablan del paro ante unas cañas de cerveza, como Zapatero y Rajoy en el Congreso el día de la Constitución, o se van de puente mientras los grandes acuerdos se cocinan en las dos principales cancillerías de la UE, la alemana de Merkel y la francesa de Sarkozy.

Entretanto el lobo enseña las orejas de una UE que puede reventar o un euro que puede desaparecer. Solo las orejas. No es tan fiero el lobo a juzgar por lo que dicen los analistas sobre la necesidad como inductora de la virtud. La necesidad es la agobiante crisis de la deuda y la virtud sería el alumbramiento de una Europa más integrada.

Lo urgente es combatir la desconfianza con inyecciones masivas de liquidez en el sistema financiero, de modo que vuelva a fluir el crédito sobre la economía real a cambio de estrictos programas de ajuste. Lo importante es generar políticas comunes, además de la monetaria, mediante la consiguiente reforma de los tratados que, al parecer, ya ha sido pactada por Merkel y Sarkozy. La pelota todavía está en el aire.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído