Francisco Muro de Iscar – Los recortes y el despilfarro.


MADRID, 04 (OTR/PRESS)

Harán bien los agentes sociales en llegar a un acuerdo sobre la reforma laboral antes de que lleguen los Reyes Magos, porque es su última oportunidad, y tal vez la nuestra, para afrontar la crisis. Harán bien el PSOE e Izquierda Unida en sumarse a quienes aportan soluciones a la crisis y no andar enredando con amenazas de posibles movilizaciones si el nuevo Gobierno de Rajoy, que todavía no ha llegado, empieza a aplicar recortes. Harán bien el Gobierno en funciones y los responsables del PP en hacer un traspaso modélico, como parece que está siendo, porque no hay tiempo que perder en mirar debajo de las alfombras para encontrar algo más que polvo. Ya basta con los ejemplos que hemos tenido. Cuando Rajoy tome posesión, tiene que empezar a actuar sin dilaciones. Y no parece conveniente que quienes han sido autores o cómplices del despilfarro y de la crisis, quienes han sido incapaces de encontrar soluciones y de aplicarlas en la medida en que eran necesarias sigan poniendo trampas en las ruedas.

Antes de que llegue ese momento, Rajoy se juega esta semana el apoyo de Europa, de una Europa que no sabe tampoco cuál es la mejor solución. Tenemos que convencer a Europa de que vamos a ser un socio fiable, de que vamos a cumplir nuestros compromisos, de que vamos a hacer las reformas imprescindibles, de que no vamos a ser una rémora con el mayor desempleo de la Unión, de que vamos a compartir los sacrificios… Hay que recuperar nuestro lugar en Europa, perdido en los últimos ocho años y ser parte de la solución en lugar de unos de los principales problemas.

Hay que contar con el apoyo de Europa y hay que actuar dentro. No es de recibo que las Administraciones públicas deban 38.000 millones a las empresas y que las asfixien mientras algunos critican «las privatizaciones» y demonizan a los empresarios, como si éstos fueran los únicos responsable de la crisis. Vamos a pasar de una Seguridad Social sobrada a otra con déficit. De un déficit razonable a otro insostenible. La única realidad es que hemos gastado lo que no teníamos y, si podemos hacerlo, vamos a pagar lo que debemos a precios de usura. Vamos a tener que trabajar muchas horas y, posiblemente, más de una generación sólo para pagar los intereses de la deuda. Cuando la situación es desesperada, es mejor un mal acuerdo que un largo pleito en la calle. Que tengan ojo los que piensan en «calentar» la calle porque pueden contribuir a acabar de verdad con el Estado del Bienestar, el de todos los ciudadanos y el suyo propio. El que hemos pagado todos hasta ahora.

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