Fernando Jáuregui – Siete días trepidantes – El hombre que callaba demasiado.


MADRID, 03 (OTR/PRESS)

Esteban González Pons, el activo y brillante político que actúa, junto a María Dolores de Cospedal, como portavoz del Partido Popular, y/o del nonato Gobierno, en esta coyuntura precisa, me decía esta semana que es en el Parlamento donde Mariano Rajoy tiene que explicar sus proyectos de actuación. No ante la prensa o en cualquier foro. Le dije que me había convencido. Pero la verdad es que sigo echando de menos algún tipo de comparecencia pública de un Rajoy que calla demasiado.

Silencio y actividad frenética han sido las constantes de la actuación del hombre que ganó las elecciones hace casi dos semanas y que gobernará España dentro de casi tres. Mariano Rajoy se ha visto con banqueros, con la patronal, con los sindicatos, con las gentes de su propio partido, con el vicepresidente de la Comisión Europea y con Zapatero, entre otros. Todos han salido, aseguran, bastante satisfechos -en distintos grados, claro está; parece que los sindicalistas, los que menos- con lo que les ha contado el presidente del Ejecutivo «in pectore». Ninguno ha concretado lo que su interlocutor les dijo, probablemente porque el interlocutor no quiso entrar en detalles: habrá que esperar a la investidura en el Parlamento, supongo.

Sí parece que algún rayo de débil optimismo se ha colado por las rendijas de la oscura economía española en los días que han transcurrido desde la victoria de los «populares» en las urnas. Pero no nos hagamos demasiadas ilusiones: Angela Merkel, la mujer que indiscutiblemente manda -bien o mal, hay opiniones para todos los gustos- en Europa ya nos ha dicho que tenemos por delante «años» de dificultades. Y eso, en España, se llama desempleo -terribles cifras las correspondientes a noviembre- y Seguridad Social al borde del déficit, recortes en el estado de bienestar y empobrecimiento general de la población. Así es y dudo mucho de que Mariano Rajoy pueda presentarlo de otro modo.

En algún momento ese hombre en quien están puestas todas las miradas tendrá que empezar a hablar. Y darnos las malas noticias. Pero no estoy seguro de que deba aguardar hasta la sesión de investidura para hacerlo. Pese a que comprendo el razonamiento de González Pons, sigo pensando que Rajoy lleva demasiado rato callado.

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