Desde Somines – PEPUNTO. [Que tiemble España…, Pepunto sale de campaña]

PEPUNTO

Que tiemble España:
cual tinto de verano
Pepunto sale de campaña.
Se agita el ciudadano,
temiendo que el Reino del Mal
comparezca en la piel de toro,
se eternice la corrupción, destelle el Gal,
se afiance Bildu y crezca el deterioro
de una Patria rendida al criminal.

Pepunto, apenas visto,
advierte la comicidad que agrava
su imagen de histrión listo,
y vuelve al Rubalcaba,
de enredo, penumbra y guiñol,
al apellido sin Pérez, al cuño
—bordado en rojo, cara al sol—
cuya rosa se asfixia con el puño
del Partido Socialista Obrero Español.

Del interior de la cloaca
asoma un remozado Rasputín
que promete engordar la vaca flaca.
Postula un candidato de postín
al lema de justicia, patria y pan,
recio control del aparato
—prietas las filas, impasible el ademán—
y alta proyección de Rubalcabato
levitando al rebufo del Faisán.

Pepunto excede al Príncipe de Maquiavelo
en urdimbres para la sacra unción del trono
y en insidias, al Yago del Otelo,
obstentando con Chaves y con Bono
Triunvirato de estirpe doctrinal.
Duchos en huir de la quema,
buceadores de trufas en el cenagal,
son los paladines que portan el emblema:
todo vale en provecho monacal.

Mas es Pepunto el primus interpares
el canal conector de la bazofia,
el que maquina, en juegos malabares,
la ruina del Estado: su hipertrofia,
con bofias pretorianas a troquel
para gloria mayor de su partido
—no detengas a éste, arresta a aquél—
que el desagüe discurra con el ruido
que él sólo determine, sólo Él.

Arrogante, abraza su ideología
—la del PRI— totalitaria y eterna,
sin ética ni estética, filosofía
irrelevante, ya que en posmoderna
vacuidad diseña una especie de ajedrez
sin torres, sin peones, sin alfiles…,
como un juego de espectros en la red
que tiende para apañar las más viles
maniobras de ruindad y sordidez.

Aún todo podría empeorar
si al agitprop desplegado en campaña
algún susto pudiere adicionar
que logre verosímil la artimaña
pergeñada para la toma del Poder.
En la mollera de Pepunto
no figura la idea de perder,
no importa la justicia del asunto,
sólo el mortífero veneno de vencer.

Sin escrúpulos, profesional de la intriga,
Pepunto despega a la búsqueda del voto,
en pos del cliente confiado en el auriga
que amaña el descosido con el roto,
el contubernio con la dignidad,
el santo con el halo,
encubriendo su guerra en son de paz,
pues simula ser bueno siendo malo:
todo un compendio de perversidad.

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ESTRAMBOTE

Cuanto Pepunto la cizaña siembre,
por más, arrasará con el prestigio
si es que hubo, hasta un 20 de noviembre
en que sus huestes abatidas en litigio
bramarán ante el ancho facistol
cantos de rabia contra el caudillaje
al que apoyaron sin clemencia ni arrebol
en tiempos de impostura y de pillaje
de un mal llamado partido, socialista, obrero y español.

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_________________
Dámaso Mayarias
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(agosto 2011)
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