Rafael Torres – Al Margen – Los inmuebles de sus señorías.


MADRID, 9 (OTR/PRESS)

Mariano Rajoy está tan convencido de que va a ganar, se le antoja tan segura e incontrovertible su victoria el 20-N, que le ha encargado la dirección de la campaña electoral a Ana Mato, y a González Pons decir cosas de vez en cuando. Sólo una fe tan marmórea en el triunfo, una seguridad tan apabullante, justificaría la asunción de semejantes riesgos.

Sobre Ana Mato, exmujer de un conspicuo imputado en el Caso Gürtel, Jesús Sepúlveda, alcalde de Pozuelo hasta 2009, planeó en su día la sospecha judicial de haberse beneficiado de algún viajecillo de los que regalaba la red dirigida por el famoso Correa, pero su honor quedó indemne al rechazar el juez instructor, Pedreira, imputarla por cohecho. Desde ese punto de vista, Ana Mato puede, con todas las de la ley, dirigir todas las campañas electorales que quiera, pero desde otros puntos de vista no sé yo si puede: afirmar, como ha afirmado muy seria, que el PSOE pretende dividir a la sociedad en ricos y pobres, no parece que la faculte gran cosa para bruñir adecuadamente el mensaje alternativo de gobierno que propone el Partido Popular.

La sociedad, de siempre, ha estado dividida en ricos y pobres, como, por lo demás, sabe perfectamente Mato, que de pertenecer a uno de los dos grupos, pertenecería, con toda seguridad, al primero. Por desgracia, no podemos saber, de momento, cuánto declara poseer Ana Mato, pues la web del Congreso, que informaba al fin sobre los patrimonios de sus señorías, se colapsó enseguida por el alud de visitas que recababan esa información precisamente.

Para como anda el país, y no digamos el mundo, los diputados y senadores españoles están bastante forrados. Unos más y otros menos, ciertamente. Los del PP, en general, más que los del PSOE, como es lógico, pero a todos parece que les dio por lo mismo: la especulación inmobiliaria. ¿A qué, si no, la cantidad de casas e inmuebles que tienen? Los malpensados, a poco que piensen un poco bien, se explicarían la supresión del impuesto sobre el patrimonio y la resistencia de sus señorías, en éstos tiempos de miseria para tanta gente, a resucitarlo. Según Mato, esa desgraciada realidad de ricos y pobres se la inventa Rubalcaba.

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