Consuelo Sánchez-Vicente – Rubalcaba ni-ni.


MADRID, 03 (OTR/PRESS)

El candidato Rubalcaba, que de lunes a viernes trabaja y estudia como vicetodo del Gobierno, y mucho, está aprovechando los fines de semana para ir destapando su tarrito de las esencias electoral, y este ha tocado tarascada a la banca y propuesta en positivo a la gente.

Dice que por supuesto que los bancos tienen que cobrar todas sus deudas, faltaría más, pero repartiendo un poquito mejor que hasta ahora los costes del fiasco. En el cálido tiempo de la burbuja inmobiliaria eran los bancos los que perseguían a sus clientes para concederles los créditos, no al revés como ahora, incluidas las denostadas hipotecas de alto riesgo; dice. También dice que lo que necesitan los ciudadanos es un plan claro con soluciones factibles a los verdaderos problemas cotidianos, y que él tiene ese plan.

No es mal comienzo porque en la vida se puede hacer prácticamente lo que uno se proponga con tal de tener un plan creíble, y en la política viene a ser casi lo mismo con la salvedad de que además de un plan creíble hay que tener un líder reconocible. Poco sabemos de las novedades que Alfredo P. podrá ofrecer a los electores, la extrema dificultad que entraña despegarse del hundimiento del la marca ZP siendo el «factotum» máximo de su Gobierno no se le escapa a nadie.

Personalmente me suena muy bien lo que se está «filtrando» de que, ni volverá a sacar el dóberman del miedo a la derecha de la caseta, ni intentará adornarse con las plumas de la eficacia frente a la crisis como ha osado hacer Zapatero en el reciente Debate del estado de la Nación. Y le deseo que acierte: cuanto más plural sea la oferta, mejor para la democracia.

No es por virtud sino por necesidad, lo del perro, me dicen, ya no asusta a nadie según las encuestas, y las plumas igual, ni los (pocos: la derrota es huérfana) encuestados que todavía admiten que ZP le «compran» la gestión de la crisis. Por lo que sea, si se confirma, ¡bravo, bien, al fin! Eran, en mi opinión, dos simplezas infantiloides, dos insultos insufribles a la inteligencia de los electores que – aunque no se si esto se puede comprobar – dudo que le hayan dado ni un voto al PSOE. Yo no conozco a nadie que les haya votado por eso, así que, por virtud o por necesidad: ¡que alivio si desaparecen de la campaña!

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