José Cavero – Cascos centra muchas atenciones.


MADRID, 3 (OTR/PRESS)

Como algunos sospechaban, «el grano Cascos» tiende a hincharse, y amenaza con pasar a ser una grave alteración de la piel en el PP asturiano. Muchos empiezan a sospechar que Francisco Alvarez Cascos ha decidido, como alguno ha dicho, «sacar a pasear su orgullo» y pasar la factura de su enfado al partido para el que trabajó durante unas cuantas décadas, llegando a ocupar puestos de muy alta responsabilidad. ¿Hasta dónde llegará Cascos en su operación venganza contra el PP, Rajoy y sus hasta hace tres días correligionarios asturianos? De momento, ha insinuado que está dispuesto a crear un partido político alternativo y no falta quien ya vea su siguiente tarea: la de rivalizar con el PP en Asturias, decidido a competir en el mes de mayo por la presidencia del Principado de Asturias al frente de una nueva formación política.

De momento, y en esos pasos iniciales de su nueva aventura, Cascos anima a quienes le han expresado alguna forma de apoyo a sumarse «a un gran reto para espíritus valientes», mientras agrede contra la dirección del Partido que no le dio su apoyo cuando pretendía ser el candidato a la presidencia del Principado. Cascos arremete, en particular, contra Rajoy, a quien acusa de anteponer sus intereses personales, menospreciando a miles de militantes asturianos. De manera que estamos a unos minutos de que «el sexagenario» Alvarez Cascos presente batalla contra el PP asturiano. De momento, todos estamos prestando atención a los movimientos que hace el ex secretario general, ex vicepresidente y ex ministro de Fomento. Ahora mismo, nadie duda de que es personaje «sobresaliente», cuyos movimientos se observan o se adivinan.

En el seno del PP no hay duda de que hay dos visiones diferentes: para consumo interno, nadie duda de que Cascos se está convirtiendo en un problema serio y grave. Para consumo exterior, Cascos no es consciente de lo que siempre se dijo de los partidos: que fuera de ellos «no hay salvación», no hay lugar para los «descolocados» y mucho menos, para quienes actúan atendiendo a su propia reacción de venganza por no haber sido tenidos en cuenta sus planes y propósitos. Ahora mismo, todo permite suponer que Alvarez Cascos seguirá en su aventura personal de constituir su propio partido asturiano para pelear y batirse contra el que ha sido su partido. Cascos quisiera ver derrotado y humillado al PP que no quiso respaldar su candidatura y, sencillamente, designó candidata a una joven mujer de escasa experiencia y que no llegó a suponer que Cascos tuviera tanta capacidad y deseos de venganza. Porque una cosa es clara: Cascos está arremetiendo contra Rajoy -de quien ha dicho que Asturias le importa un comino- y no contra Isabel Pérez Espinosa, ni siquiera contra la dirección del PP asturiano, Gabino de Lorenzo, de donde le llegó la resistencia inicial y la oposición definitiva a su designación.

Pérez Espinosa admite que nunca hubiera imaginado que el ex vicepresidente del PP diera el portazo al PP… Alvarez Cascos invocaba, ni más ni menos, que «el orgullo de ser asturiano». «Palabras mayores», en los propósitos de regeneración de un político orgulloso y nada dispuesto a aceptar las decisiones que se han adoptado sobre él y, sobre todo, sin él.

A estas alturas no hay marcha atrás. Ni por parte de Rajoy ni del PP asturiano, ni tampoco de Cascos. De manera que el paso siguiente ya se averigua: pondrá en marcha su propia fuerza política con el decidido propósito de escindir el PP asturiano, por lo menos, y a ser posible, derrotarlo en las urnas. No parece probable que Rajoy hubiera llegar a imaginar semejante escenario, el más desapacible de entre los imaginables.

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