Antonio Casado – El programa europeo.


MADRID, 20 (OTR/PRESS)

Zapatero presentó este miércoles ante el Parlamento Europeo la hoja de ruta de su presidencia rotatoria. Si no hubiera sido por el caótico debate posterior, con unos eurodiputados dispersos a los que les costó mantenerse concentrados en el juego de preguntas y réplicas, podríamos decir que la intervención del presidente del Gobierno fue un éxito de crítica y público.

Reapareció el zapaterismo fundacional. Esta vez a escala europea, asociado al coche eléctrico, la cruzada contra los malos tratos a la mujer, el pacto social y una política contra la crisis que no deje a nadie en la cuneta. Marca de la casa. Debidamente mezclado con las obligadas apelaciones a los espacios comunes (digital, educativo, energético, medioambiental, etc.), dio un resultado aceptable. Salió del paso y cosechó unos nutridos aplausos al final del discurso, cuando el aforo del hemiciclo aún presentaba un buen nivel de asistencia.

El voluntarismo insobornable de Zapatero, junto a su acreditada tendencia al camuflaje semántico, también formaron parte de su intervención. Por ejemplo, cuando pidió que Europa apueste por sí misma. O al anunciar que el Tratado de Lisboa, piadosa alternativa al gatillazo de la Constitución Europea, logrará que los ciudadanos se sientan cada vez más cerca de la UE. Si reparamos en los abandonos del escaño y la falta de atención mostrada por los eurodiputados durante el debate que siguió a la exposición inicial, uno ha de ser inevitablemente pesimista respecto al futuro de Europa y las políticas comunes que necesita si quiere jugar su papel de potencia regional en el siglo XXI.

En el terreno institucional, Zapatero reiteró su voluntad de colaborar lealmente con las dos presidencias permanentes de la Unión Europea, la del Consejo y la de la Comisión, así como con la alta representante para la política exterior. Todo ello en el marco de una «gobernanza seria y exigente». Como no podía ser de otro modo.

La verdad es que sistematizó muy bien su intervención, muy condicionada por la crisis económica, «la más grave en 80 años». Intervención articulada en cuatro grandes capítulos: energía, educación, tecnologías de la información y economía sostenible. Sin embargo, todo quedará reducido a su propuesta de orden europea para mujeres maltratadas, el padrinazgo industrial del coche eléctrico y la propuesta de entendimiento empresarios-sindicatos al modo del «diálogo social» español.

Pero el modo español sigue tan enredado como siempre, en términos de confrontación entre el titular y el aspirante. También Mariano Rajoy presentó hace unos días, y en esa clave, su particular hoja de ruta de la presidencia europea. A saber: que las fotos de Zapatero con los líderes europeos no le eximen de su obligación de gobernar en España.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído