José Cavero – Montilla y Mas, comienza la batalla.


MADRID, 19 (OTR/PRESS)

La campaña por las elecciones autonómicas catalanas del año que viene ha tenido comienzo por virtud de la financiación autonómica, y concretamente, por el acuerdo alcanzado entre el Gobierno central y el tripartito catalán que preside Montilla, contra el que Artur Mas se ha manifestado reiterada y ásperamente. Como si la vida -la vida política- le fuera en ello. Y es posible que así pudiera sucederle al dirigente de los convergentes.

Hoy mismo, desde «La Vanguardia», Artur Mas reitera la argumentación que ha venido exponiendo desde que ERC y los restantes miembros del tripartito celebraron el acuerdo alcanzado con Elena Salgado y el Gobierno central. Dice Más que ese acuerdo de financiación «incumple el modelo, la cifra y el calendario del Estatut», y acusa de sentirse objeto de una propaganda intimidatorio. Artur Mas, en una de sus declaraciones más ácidas que se le recuerdan, no tiene inconveniente en describir a Cataluña ·»Enjaulada e hipotecada». Y explica que la cesta de impuestos prevista en el Estatut obliga a mayores ingresos, y que se han sacado de la manga un plazo, 2012, no previsto en ningún lado. Para Mas, el acuerdo sólo tiene una lógica, salvar el tripartito un año antes de las elecciones. Y su queja final: ¿Para qué votamos al Estatut? ¿Para incumplirlo?

Frente a este «perdedor de antemano» que es hoy por hoy Artur Mas -porque sus adversarios políticos han conseguido lo que él pensó que era un sueño inalcanzable-, aparece José Montilla, que acaba de festejar en Madrid, en compañía de Zapatero de sus restantes colegas presidentes socialistas de Comunidades Autónomas, que el acuerdo de financiación alcanzado «conjura la desafección catalana», nada menos. Montilla admite que, aunque todas las autonomías saldrán ganando, la suya será lamás beneficiada, por la sencilla razón, dice, de que «España ha corregido una injusticia con Cataluña y ha saldado una deuda con ella. Se corrige una injusticia, pero Cataluña seguirá siendo solidaria», declara Montilla a «El País», donde también explica que «no hubo guerra con Zapatero, simplemente defendemos intereses distintos».

Y se refiere a la otra asignatura pendiente de Cataluña, el Estatut, que tres años después siguen analizando los diez magistrados del Tribunal Constitucional, pero al que Montilla no ve posible marcha atrás: «El Estatuto es un pacto político, y eso los tribunales no lo pueden tumbar». Habrá que ver lo que determinan sus señorías los magistrados, ya hartos de marear esa perdiz que se les resiste. Aprovecha la ocasión Montilla para arremeter contra la catalanofobia de algunos dirigentes políticos, acusación de la que vuelve a defenderse Esperanza Aguirre, en otras declaraciones dominicales: «Si denunciamos que algunos han recibido un trato de favor se nos acusa de catalanofobia».

Me niego y rechazo rotundamente esa acusación. Amo a los catalanes, los admiro, y nunca he dicho si han recibido demás porque lo desconozco. Lo que sí digo, porque es cierto, es que los madrileños vamos a ser los únicos que aportemos a la caja común, y encima se nos maltrata. Ahora, el victimismo parece haberse trasladado de Barcelona a Madrid…

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