Como por arte de magia, los sindicalistas españoles parece que están de vacaciones, pero no desde principio de este caluroso mes de julio, sino desde el año 2004. Lo que muchos ciudadanos no comprenden es que en la actual situación económica, y con una tasa de paro que es la más alta de la U.E., tanto CC.OO, UGT y los otros sindicatos, no planteen una huelga general.
Fernández Toxo (CC.OO) y Cándido Méndez (UGT) conjuntamente se han convertido en el sindicato vertical del Gobierno de Zapatero. Que lejos quedan aquellos días en que tanto Marcelino Camacho, como Nicolás Redondo estaban comprometidos con y por los derechos de los trabajadores, convocando huelgas en los últimos días del régimen franquista y al principio de la Transición, pero con una alta responsabilidad y miras políticas como se demostró en la participación y firma de los Pactos de la Moncloa.
Que tiempos en que se convocaban huelgas generales estuviera quien estuviera en el gobierno, para defender a los trabajadores, aunque gobernara el PSOE como sucedió en 1988, 1992, 1994.
Que lástima que estos sindicatos se aburguesen; el coste de los liberados, gestión del dinero de la formación continua (formación que en la actualidad es de baja calidad y no adaptada a las necesidades reales y actuales de la empresa y del mercado laboral), y sobre todo bajo el amparo de las subvenciones estatales, como las recibidas en 2008 (ver pdf).
España necesita unos sindicatos, responsables y modernos, que realmente defiendan los derechos de los trabajadores en un mercado laboral cada vez más exigente y globalizado. Con dirigentes sindicatos sean capaces de dialogar y establecer acuerdos entre la patronal y/o el gobierno. Pero sobre todo que sean independientes, sobre todo económicamente. Cambios que profundizaré en próximos artículos
