Andrés Aberasturi – El presidente contra el CGPJ


MADRID, 26 (OTR/PRESS)

Ese famoso optimismo esencial del presidente del Gobierno le está acercando peligrosamente a los telepredicadores: frases ampulosas, tonos definitivos y un énfasis tal en las afirmaciones que, si no eres creyente total, en lugar de dar confianza hace que recules y te preguntes con recelo: «ay este… ¿Qué me está vendiendo?». No pedimos que quien lidera el país ofrezca un día si y otro también el más negro de los panoramas sobre el estado de la cosa, pero tampoco resulta de recibo que una y otra vez cambie de discurso, se contradiga, oscurezca el mensaje, lo disipe hasta que al final, el bien pensante, no sepa hasta cuándo se espera que dure la crisis, cuándo comenzará realmente la recuperación o si van a servir de algo unos presupuestos en los que no cree ni el padre que los parió.

Tras el Consejo de Ministros, el presidente volvió a hacer ese alarde de optimismo aunque fió a más largo plazo el fin de la destrucción de empleo pero insistió en que estamos mejor preparados que los demás para afrontar esta crisis. Pues vale, si él lo dice… Pero lo más preocupante desde un plano teórico y práctico fue la durísima crítica que hizo en nombre del Ejecutivo de la decisión del CGPJ en el caso Tirado. El comentario vino a romper algo que formalmente (solo formalmente) se mantenía: el Gobierno no opina sobre decisiones judiciales. Esta era la respuesta oficial hasta ahora aunque lo que se hacía era desviar ese comentario en alguien que no estaba en el Gobierno aunque todos sabíamos que lo representaba de alguna forma. La Vicepresidente ya tomó partido hace unas semanas y el Presidente entró a saco en esta última comparecencia. Por otra parte ya sabíamos que se iba a pedir la comparecencia del presidente del CGPJ en la Congreso para que explique el por qué de esa sanción al parecer escasa. Tanto habían anunciado que la cosa iba a ser ejemplar, que cuando el nuevo CGPJ (para entendernos, el que tiene mayoría «progresista) ha confirmado la sanción del anterior, se han puesto un poco de los nervios. Y no es bueno. No es nada bueno que los políticos responsables de dotar a la Justicia de los medios necesarios, pidan castigos ejemplarizantes entre otras cosas porque lo «ejemplar» está absolutamente reñido con una Justicia seria. No puede haber decisiones judiciales ejemplarizantes porque esas decisiones se deben ajustar al imperio de Ley y la Ley sólo puede dar ejemplo cuando es justa con el que ha delinquido al margen de cualquier presión social, mediática o política.

Uno ya dejó escrito en su momento en que si hay que buscar responsabilidades, habría que empezar no por un juez y una secretaria sino por todo un ministerio y, por extensión, por todos los gobiernos que han permitido que casi dos millones de ejecuciones judiciales sigan retrasadas y en cualquiera de ellas puede ocurrir otra caso tan desgraciado como el de Mari Luz. Ese es el meollo del problema y no la secretaria del juzgado. Que la Justicia hoy es impresentable, parece un hecho que todos comprobamos día tras día: desde algunos escándalos con juicios a conocidos «narcos» hasta puestas en libertad porque un juez (y hablo de la Audiencia Nacional) no firmó no sé qué papel en el plazo previsto. Arremeter nada menos que desde el Gobierno contra el juez Tirado y el CGPJ, no es serio. Lo primero es la autocrítica y luego ver si la sanción es o no justa al margen de los sentimientos personales.

Andrés Aberasturi.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído