Ramón Pi – Desde la libertad – Liturgias


MADRID, 11 (OTR/PRESS)
Siete años de los atentados contra las Torres Gemelas de Nueva Cork y el Pentágono; treinta y cinco años del golpe de Estado que derrocó a Salvador Allende en Chile; doscientos noventa y cuatro años de la caída de Barcelona a manos de las tropas de Felipe de Anjou contra los partidarios del Archiduque Carlos de Austria como Rey de España. Menudo día, el 11 de septiembre.

A propósito de esta última conmemoración, convertida en la festividad oficial de la Comunidad autónoma de Cataluña, se han repetido una vez más todas las liturgias: ofrenda de flores ante el monumeno a Rafael de Casanova, a la sazón «conseller en cap», que cayó herido en la defensa de Barcelona, aunque felizmente pudo recuperarse luego y morir más tarde de muerte natural. Recepción en la sede del Parlamento autonómico, y -también forma parte del ritual tradicional- lanzamiento de objetos e insultos a los representantes del Partido Popular que han acudido al monumento a Casanova y en las afueras del Parlamento.

Puede parecer un chiste o una ironía por mi parte, pero los encargados del orden público llevan años permitiendo que ocurran estas cosas sin intervenir en absoluto. Extraoficialmente le dicen a uno que si interviniera la policía autonómica sería peor, así que prefieren el mal menor. A mí, sinceramente, a lo que me suena eso es a disculpa, toda vez que no soy capaz de imaginarme idéntica reacción de la policía si los agredidos fuesen otros distintos de los del Partido Popular.

Esta es una mera anécdota, un episodio mínimo si se quiere, pero expresivo de que eso que llamamos el imperio de la ley hace ya tiempo que no rige en Cataluña, al menos para según qué tipo de cuestiones. Y cuando el imperio de la ley igual para todos quiebra, la democracia desaparece en la misma medida.

Ramón Pi.

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