No más Mentiras

Antonio García Fuentes

No es nuevo… es un año igual

No es “nuevo”… es un año igual

No, no lo es, es un ciclo que se repite desde que existe el “Sistema Solar” y que cíclicamente o periódicamente, repite lo que “por lo que sea”, es una “rutina estelar”, que durará lo que dure el motor de toda ella, o sea el Sol.
Lo he vuelto a apreciar esta misma mañana en mi paseo matutino; al cruzarme con conocidos que me paran para hablar; me dicen que “hace frío”; yo les digo que no, que en esta meridional y montañosa tierra en que nací y vivo, ahora hace un clima hermosísimo, puesto que luce un brillante y limpio Sol, sobre un “inmenso telón de cielo azul bellísimo”, que obliga a bajar la vista hasta el suelo, puesto que “al Padre Sol no se le puede mirar de frente o cara a cara”. También el rostro me lo acaricia un aire purísimo y algo frío; el que al ser aspirado por mi nariz expande mi pecho y pulmones, que agradecen tan insustituible alimento, carente de polución, puesto que aún vivimos en una zona tan poco industrializada, que nuestros cielos están limpios como en muchos otros lugares quisieran; quizá ahora sólo enturbian esos ambientes, las no muy abundantes “orujeras” (extractoras del aceite de orujo, nada similar al de aceituna virgen) que con sus altas temperaturas y química necesaria, extraen esa grasa o subproducto del olivar, y es claro que esas reacciones envenenan en algo, la muy pura atmósfera de nuestras sierras y montañas, que la purifican sin gran esfuerzo, puesto que esas industrias sólo funcionan unos meses de cada año.
Ese vientecillo frío o muy fresco, a mí me anuncia la ya próxima primavera, que aquí empezará pronto,
llenando de “manchas blancas”, que en los campos aparecerán con los almendros en flor; al propio tiempo florecerán los bellísimos lirios silvestres o salvajes; “que son pequeñas orquídeas” que espontáneamente, nacen en lugares determinados y de duros suelos, alfombrando esos pequeños espacios, de flores de una tonalidad que va del blanco como la nieve, al morado “nazareno” y todos ellos desprendiendo un tenue y preciosísimo aroma, que muy pocos han saboreado. Su floración no es larga, más bien muy breve y luego desaparecen bajo la tierra, escondiendo su muy valioso bulbo, que aguantará todas las inclemencias de los extremos que aquí se dan de altas temperaturas y sequías, para luego en el siguiente año, florecer de nuevo como cosa natural.
Le seguirán las flores amarillas y que en múltiples plantas salvajes proliferan por todos los campos, que “no hayan matado con los terribles herbicidas”; y así aquí y en cualquier lado, habrá flores cuasi todo el año; o sea lo normal, rutinario o habitual de una muy rica naturaleza, que hoy florece entre “el mar de olivos y la gran alfombra de coníferas que aquí tenemos, y en menor grado, encinas y alcornoques, amén de infinidad de otras especies de arbolado, arbustos y yerbas infinitas, y donde pasta el ganado, muy abundante también en mi tierra madre, que como ya escribí y fue publicado incluso en el primer cartel turístico, con el eslogan… ¡JAÉN NO ES SÓLO OLIVOS!; cosa que molestó a los “olivotenientes” (no terratenientes), que incluso lo consideraron ofensivo, pero es verdad, ya que “Jaén, la provincia de Jaén, es mucho más que los olivos que posee, aunque estos representen la plantación que dá la máxima cosecha mundial, del mal llamado aceite de oliva, puesto que la oliva es el árbol, por lo que debiera denominarse “ACEITE DE ACEITUNA”; y la provincia en sí es tan grande, que equivale “a la mitad de Bélgica u Holanda”; por tanto la clasificación que dí, creo fue acertada.
En cuanto a que del tiempo su medida no existe, se desprende de lo que escribiera ya hace muchos años en una de mis reflexiones y que dice así: “¿QUE ES EL TIEMPO… EXISTE EL TIEMPO?
El tiempo nosotros aquí en La Tierra, lo contamos o medimos, sobre la base de las vueltas que ésta da sobre sí misma y alrededor del Sol.
Si éste preciso instante lo fijásemos aquí en La Tierra, pero al mismo tiempo lo situamos en el Sol, la Luna, Marte… o en la Estrella Polar («cuyas esferas marcan igualmente su tiempo»)… ¿qué sería el tiempo?… ¿de dónde partiría y como contaría?… ¿Existe entonces el tiempo y por tanto la edad?
Si por otra parte «nada desaparece en el Universo», la materia simplemente se transforma y cambia ininterrumpidamente a múltiples formas y por tanto «siempre será la misma» y el tiempo se fija (o lo fijamos nosotros) sobre la base de esa materia aparentemente fija en el espacio y digo aparentemente fija, por cuanto todos los cuerpos están en continuo movimiento en el espacio.
Por tanto si la materia (base del tiempo) no desaparece y siempre está presente… ¿no ocurrirá igual con el tiempo… que será constante y permanente pero con diferentes apariencias?
Deducido todo ello, la eternidad aparece segura… la duda es si también nosotros seremos eternos… desde luego «la materia de que estamos compuestos, sí que lo será» y entonces… ¿por qué no el resto de lo que componga nuestro yo «invisible»? (20 Abril 1.996).
La vida y de la que escribiré otro día; “no es nueva ni vieja y también es como el tiempo”, sólo se vive el momento que se vive y por tanto cuando se pasa a otra vida (que no a la muerte) sólo perdemos ese momento de vida, que no vivimos en este plano, puesto que pasamos “al otro”… lo aseguraron los sabios, yo no, que me remito a copiarlo y difundirlo.
Y no busquen esa quimera que dicen FELICIDAD que aquí no existe, procuren un conformismo inteligente y considérense conformes con lo que consigan, no hay más por mucho que se esfuercen.

Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
www.jaen-ciudad.es (aquí mucho más) y
http://www.bubok.es/autores/GarciaFuentes

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Antonio García Fuentes

Empezó a escribir en prensa y revistas en 1975 en el “Diario Jaén”. Tiene en su haber miles de artículos publicados y, actualmente, publica incluso en Estados Unidos. Tiene también una docena de libros publicados, el primero escrito en 1.965, otros tantos sin publicar y mucho material escrito y archivado. Ha pronunciado conferencias, charlas y coloquios y otras actividades similares.

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