No más Mentiras

Antonio García Fuentes

Los denostados pollíticos

Los denostados políticos

No puedo hablar nada más que del lítigar donde vivo y donde oigo a la gente hablar de los políticos; de forma generalizada aquí “hablan pestes” de ellos y no se salva partido alguno, puesto que el coste “del conjunto” cada vez es mayor; la cantidad de nepotes que “colocan” en los departamentos que controlan, igualmente los engordan cada vez más y no eliminan “lo que los anteriores colocaron”, por lo que de seguir así ni imaginar podemos qué es lo que pasará al paso de los años, con estas cargas que se traducen a cada vez más impuestos y que nos hacen pagar a la fuerza; aumentemos “la invasión de inmigrantes ilegales”, que inundan las costas del sur de España y el enorme gasto que ello conlleva; todo lo cual repudia la general población de españoles, que ni entienden y menos comprenden y por aquello tan simple que dice el dicho ancestral de la cultura… “Arregla antes tu casa y deja al vecino que arregle la suya”.
Algunos piensan que “los políticos” no nos sirven y por tanto deben desaparecer; cosa absurda puesto que los políticos son necesarios, ellos lo saben y como en mayoría carecen de escrúpulos, los resultados son los deplorables que padecemos; pero lo que es imposible, es “un gobierno sin políticos”, puesto que “la masa de borregos humanos” (y como la inmensa mayoría de mamíferos y otro animales) necesitamos guías (en el caso humano) administradores, pero no de la forma incontrolada en que hoy campan realizando el bandidaje que en general realizan, cuando no las acciones costosísimas en que nos meten y que nos hacen pagar mediante la imposición de cada vez más impuestos.

Por otra parte y disponiéndose hoy de tan “altas tecnologías” para el abaratamiento de costes de cualquier trabajo o producción; no se ha inventado (o no se quiere aplicar ello) al sistema de las administraciones públicas, que más o menos siguen como hace siglos y donde todo el que puede, simplemente hace lo que le da la gana y no responde luego, de hechos, muchos de ellos, de una gravedad de enorme calado.
Primero y principal hay que saber que cualquier administración política del tamaño que sea, no es otra cosa que… ¡Una empresa! Y como tal hay que tratarla siempre; o sea y más claro; que una empresa para que funcione, ha de tener los empleados y utillaje necesarios, o mejor dicho, mínimamente necesarios, puesto que de no ser así, nunca dará beneficios, sean de la índole que sean; por tanto cargarla de parásitos, es lastrarla y condenarla al fracaso, cosa que en la política se hace en casi todo y luego para nivelarlo, si es que se puede; se recurre “al dinero público, o sea a los impuestos a pagar por los inocentes y ya muy explotados contribuyentes”.
Por todo ello, el denominado “aparato oficial”, hay que reducirlo al mínimo posible y que sea la iniciativa privada la que asuma la mayor parte de las realizaciones; las que es claro hay que presentar con el máximo de requisitos viables y realizables y mediante verdaderos concursos públicos; y donde no existan los subterfugios o sobornos que se emplean de muchas formas más o menos claras”.
El empleo público, igualmente ha de ser estudiado de forma eficaz y para que cubra todos los puestos que el país necesite para su óptimo funcionamiento; con ello se evita la enorme carga parasitaria, que nos acumulan, con los nombramientos “a dedo” y que recaen, en gente inapropiada cuando no sumamente nefasta para la economía nacional, regional, municipal o cualquier otra oficial. Logrado ello con toda honradez, desaparecerían la plaga de “enchufados y que como sanguijuelas parasitarias, devoran todos los recursos que por el contrario, son necesarios en sectores verdaderamente útiles y productivos para el beneficio nacional de cualquier país”. También para acudir a situaciones de verdadera necesidad social.
Así y llegado el momento de las tan cacareadas elecciones, no habría que elegir nada más que primeras o primerísimas figuras de gobierno; y luego estas, que nombrasen los destinatarios apropiados para cada uno de los sectores, o departamentos sectoriales, a gobernar y administrar.
Otra aberración que hay que eliminar, es “eso de un hombre un voto y que este pueda luego ser elegido hasta jefe de gobierno”; no puede o debe ser así, puesto que los puestos deben ser llevados por individuos preparados para ello; y mientras más alto sea el cargo, más y mejor preparación hay que tener para ello; sencillamente y por ejemplo; si para realizar una instalación eléctrica, o de fontanería; o de cualquier oficio, se exigen titulaciones que hay que presentar para poder realizarlos; ¿Cómo pueden nombrarse ministros o altos cargos a gente que no sabe una papa del contenido de tan amplios conocimientos como cada departamento contiene para su buen funcionamiento? Y para ser primer ministro, hay que presentar un historial muy completo de lo que en la vida ha realizado el aspirante; y este ya ser de una edad muy respetable y nunca menor de cincuenta y cinco años; edad en que en la mayoría, “ya se les han enfriado todos, o gran parte, de los venenos y ambiciones que atormentan al ser humano a lo largo de su vida”.
De cualquier forma y manera, de la forma en que nos llevan, ya estamos viendo como estamos y cómo imaginamos vamos a terminar; viendo el panorama presente y estudiando el pasado; necesario o imprescindible el estudiar y reformar lo que ya no sirve apenas para nada, salvo para “engordar y mantener parásitos”.

Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
www.jaen-ciudad.es (aquí mucho más) y
http://www.bubok.es/autores/GarciaFuentes

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Antonio García Fuentes

Empezó a escribir en prensa y revistas en 1975 en el “Diario Jaén”. Tiene en su haber miles de artículos publicados y, actualmente, publica incluso en Estados Unidos. Tiene también una docena de libros publicados, el primero escrito en 1.965, otros tantos sin publicar y mucho material escrito y archivado. Ha pronunciado conferencias, charlas y coloquios y otras actividades similares.

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