No más Mentiras

Antonio García Fuentes

La caridad no es la justicia Ni mucho menos, la caridad muchas veces es el refugio de los inútiles, de los malvados, de los que carentes de estímulos, de ella o en ella viven y la convierten en un cáncer que perjudica más que beneficia a ese ser humano, que muchas veces en la vida, necesitamos “banderillas de fuego” (“como ponen a los toros en las corridas”) para reaccionar por nosotros mismos y ver que la vida no es la pasividad y el conformismo, sino todo lo contrario; o sea, la lucha humana por el propio progreso y el de los demás; por tanto que no nos ciegue “lo de la caridad”, que es otra mentira más de las que envenenan a este mundo lleno a rebosar de mentiras y por ello marchamos siempre mal. La caridad hay que entenderla como “un parche transitorio”; es la justicia la que ha de arreglar las cosas y si no es así, “esas cosas se engangrenan y llevan a la destrucción, nunca a la solución” . Así es que los verdaderos responsables de los males del mundo, y que son minorías bien conocidas por todo el que piensa y define, y los que se apoltronan en “sus palacios creyéndose dioses”, que tomen nota y empiecen a solucionar problemas y dejen de creárnoslos a nosotros, que es lo que siempre hacen. Ya estamos hartos de “sin escrúpulos y sinvergüenzas”, y sólo les exigimos que empiecen a gobernar bien y eliminen las causas que de verdad hay que eliminar; “seguir matando mosquitos a cañonazos nunca acabará con las plagas que padecemos y ello es fácil de entender”. Y si no lo hacen, que dimitan y se vayan, no los queremos de ninguna de las maneras, por “súper parásitos”, que además se creen imprescindibles. ¿Por qué todos los sistemas políticos han fracasado, incluidos los religiosos de todos los credos? Simplemente por dos “cosas” que yo definí hace mucho tiempo como “panza y bolsillo”; puesto que en la inmensa mayoría de seres humanos, son las dos enfermedades que les dominan; incluso ya “a las puertas de la muerte”. Y es que en lo que simbolizo como “panza”, están todos los apetitos y placeres materiales que predominan en la mayoría de seres humanos; y en lo que igualmente simbolizo como “bolsillo”; están contenidas todas las ansias de poder y riqueza, puesto que en este mundo, el principal motor de ello, es el dinero; y en ese bolsillo, el ambicioso, solo piensa en poner “ceros a la derecha de sus cuentas”, entendiendo el pobre diablo, que siempre podrá mantenerlas; pero la realidad es que en este mundo, venimos desnudos y de él nos llevan igualmente desnudos y llenos de dolores al final y en la ineludible muerte. O sea y más claro, que aquí hay que dejarlo todo, cosa que la mayoría no piensa a lo largo de toda su vida y de ahí todas las tragedias que ha de sufrir el individuo incluso ya en los últimos momentos de su triste vida. Así es que ojo y mucho cuidado con “la caridad” que podamos dar o recibir; el individuo es una unidad “solitaria” y en ella ha de vivir, afanándose por su propio porvenir y prosperidad; y ha de hacerlo sin perjudicar a nadie de su alrededor. Milagros no existen en este mundo, por ello “el que vale, vale y el que no vale, tiene que aprender para valer, pero para sí mismo y como ejemplo a los demás”. Creo que ese es el camino, o el mejor camino para llegar hasta donde… “ni sabemos, ni se nos dice con credibilidad suficiente, como para poder aceptar lo que en realidad sea nuestro destino”. Triste o no, pero para mí, es la cruda realidad en que nos hace vivir “la fuerza que nos diera la vida y el pensamiento o discernir del individuo, que como afirmé hace ya mucho tiempo, siempre será superior a la masa”. Antonio García Fuentes (Escritor y filósofo)

La caridad no es la justicia

Ni mucho menos, la caridad muchas veces es el refugio de los inútiles, de los malvados, de los que carentes de estímulos, de ella o en ella viven y la convierten en un cáncer que perjudica más que beneficia a ese ser humano, que muchas veces en la vida, necesitamos “banderillas de fuego” (“como ponen a los toros en las corridas”) para reaccionar por nosotros mismos y ver que la vida no es la pasividad y el conformismo, sino todo lo contrario; o sea, la lucha humana por el propio progreso y el de los demás; por tanto que no nos ciegue “lo de la caridad”, que es otra mentira más de las que envenenan a este mundo lleno a rebosar de mentiras y por ello marchamos siempre mal.
La caridad hay que entenderla como “un parche transitorio”; es la justicia la que ha de arreglar las cosas y si no es así, “esas cosas se engangrenan y llevan a la destrucción, nunca a la solución”
. Así es que los verdaderos responsables de los males del mundo, y que son minorías bien conocidas por todo el que piensa y define, y los que se apoltronan en “sus palacios creyéndose dioses”, que tomen nota y empiecen a solucionar problemas y dejen de creárnoslos a nosotros, que es lo que siempre hacen. Ya estamos hartos de “sin escrúpulos y sinvergüenzas”, y sólo les exigimos que empiecen a gobernar bien y eliminen las causas que de verdad hay que eliminar; “seguir matando mosquitos a cañonazos nunca acabará con las plagas que padecemos y ello es fácil de entender”.
Y si no lo hacen, que dimitan y se vayan, no los queremos de ninguna de las maneras, por “súper parásitos”, que además se creen imprescindibles.
¿Por qué todos los sistemas políticos han fracasado, incluidos los religiosos de todos los credos? Simplemente por dos “cosas” que yo definí hace mucho tiempo como “panza y bolsillo”; puesto que en la inmensa mayoría de seres humanos, son las dos enfermedades que les dominan; incluso ya “a las puertas de la muerte”.
Y es que en lo que simbolizo como “panza”, están todos los apetitos y placeres materiales que predominan en la mayoría de seres humanos; y en lo que igualmente simbolizo como “bolsillo”; están contenidas todas las ansias de poder y riqueza, puesto que en este mundo, el principal motor de ello, es el dinero; y en ese bolsillo, el ambicioso, solo piensa en poner “ceros a la derecha de sus cuentas”, entendiendo el pobre diablo, que siempre podrá mantenerlas; pero la realidad es que en este mundo, venimos desnudos y de él nos llevan igualmente desnudos y llenos de dolores al final y en la ineludible muerte. O sea y más claro, que aquí hay que dejarlo todo, cosa que la mayoría no piensa a lo largo de toda su vida y de ahí todas las tragedias que ha de sufrir el individuo incluso ya en los últimos momentos de su triste vida.
Así es que ojo y mucho cuidado con “la caridad” que podamos dar o recibir; el individuo es una unidad “solitaria” y en ella ha de vivir, afanándose por su propio porvenir y prosperidad; y ha de hacerlo sin perjudicar a nadie de su alrededor. Milagros no existen en este mundo, por ello “el que vale, vale y el que no vale, tiene que aprender para valer, pero para sí mismo y como ejemplo a los demás”. Creo que ese es el camino, o el mejor camino para llegar hasta donde… “ni sabemos, ni se nos dice con credibilidad suficiente, como para poder aceptar lo que en realidad sea nuestro destino”.
Triste o no, pero para mí, es la cruda realidad en que nos hace vivir “la fuerza que nos diera la vida y el pensamiento o discernir del individuo, que como afirmé hace ya mucho tiempo, siempre será superior a la masa”.

Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Antonio García Fuentes

Empezó a escribir en prensa y revistas en 1975 en el “Diario Jaén”. Tiene en su haber miles de artículos publicados y, actualmente, publica incluso en Estados Unidos. Tiene también una docena de libros publicados, el primero escrito en 1.965, otros tantos sin publicar y mucho material escrito y archivado. Ha pronunciado conferencias, charlas y coloquios y otras actividades similares.

Lo más leído