La noticia fácil, el demagogo y el periodismo carroñero

De nuevo se da “el caso”; de nuevo ocurre que el ser perverso irrumpe en la vida normal de una sociedad, altera el sentir de una gran parte de “esos socios” y de nuevo los demagogos políticos, “se suben a la noticia”, para protagonizarla todo cuanto puedan en ese “hacer algo aunque no hagan nada más que figurar”; pero les resulta interesante “el chupar cámara y micrófono” para presentarse como seres imprescindibles, de algo que en realidad su ausencia quizá nos dijera mucho más que sus continuas presencias en algo que ya no tiene solución. Una gran parte de la población acude más buscando ese instante de protagonismo humano que otra cosa. Ese niño y como en tantos otros casos y “por lo que sea”, fue asesinado de inmediato a su rapto, por una asesina cuyos motivos aún están por aclarar; pero cuya perversión llega al grado despreciable del que aún sólo tenemos la certeza de que fuera estrangulamiento de un niño que bien pudo ser hijo suyo; de hecho parece ser que se le investiga la muerte de una hija, que hace años murió en su casa y en circunstancias bastante turbias.
En realidad hechos cuasi cotidianos, en un mundo ya tan deteriorado y cubierto de “informadores carroñeros”, que como los buitres acuden en bandadas, allí donde surge la carroña, para difundirla cuanto más mejor y que yo no entiendo sus motivos, puesto que ciertas noticias si no se difundieran tanto, posiblemente fuera mucho mejor para todos.
En realidad los verdaderamente imprescindibles y a los que se les debe la aclaración de los hechos, son unos cuantos guardias civiles, que basados en sus experiencias e inteligencia individual, ataron cabos y más pronto que tarde, han cogido a la asesina con el cadáver “en la mano” y han logrado en menos tiempo que lo esperado el que incluso confesase su horrible crimen. Reconocimiento a esos servidores de la justicia, que demuestran con ello que lo que cobran se lo ganan; por lo que para mí no merecen otra cosa que el reconocimiento de un trabajo bien hecho.
Lógico que en “el ardor” de los momentos en que han visto a “la presunta asesina”, muchos del común pidan la cadena perpetua o incluso la muerte para ella; pero la realidad será la vigente; largo período de preparación del juicio, tras él la más o menos larga condena, el tiempo de buena o menos buena conducta y a la vuelta de no muchos años, esta individua estará en la calle libre de toda atadura, para proseguir una vida como “un ser nuevo y normal de este perro mundo”.

Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
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