No más Mentiras

Antonio García Fuentes

PAZ EN LAS TRINCHERAS Y COMO ACTUARON LOS ESTADOS MAYORES (“Pero había que matar”)

PAZ EN LAS TRINCHERAS Y COMO ACTUARON LOS ESTADOS MAYORES
(“Pero había que matar”)

Como se ha conmemorado el centenario de la denominada primera guerra mundial, los ingleses han querido recordar unos hechos insólitos, como la actuación de unos jefes y oficiales, ante unos soldados que se sintieron hombres, primero que militares y que protagonizaron todas aquellas grandezas y miserias.

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Navidad 1914: Aprovechando que era Navidad… La cadena británica Sainsbury ha sacado a la luz un anuncio absolutamente espectacular para festejar las navidades de este año 2014. Basándose en las cartas de soldados británicos y en colaboración con la Real Legión de ese país han traído a la luz un episodio casi desconocido pero que realmente tuvo lugar durante la Nochebuena de 1914, en plena I Guerra Mundial, en uno de los frentes donde británicos y alemanes combatían. Se conoció como la Tregua de Navidad de 1914 y puso de manifiesto la crueldad de los altos mando militares de época y el poco interés que tenían los soldados de matarse los unos a los otros.
En la Nochebuena de 1914 los soldados alemanes decoraron las trincheras con abetos iluminados. Estos habían sido enviados al frente siguiendo órdenes directas del Káiser. También se hicieron llegar a los agotados soldados, raciones extras de pan, salchichas y licores.

Pueden imaginar la extraña sensación que aquella imagen, tan evocadora del cálido y acogedor ambiente Navideño pudo haber causado en los desdichados soldados.

Los soldados alemanes entonaron canciones de navidad y en la distancia los aliados podían escuchar y sentir el ambiente festivo del que disfrutaban sus enemigos. Al poco rato de comenzar a cantar, desde las trincheras aliadas alguien se unió a la celebración, y así, uno tras otro, los hombres de uno y otro bando, comenzaron a confraternizar, compartiendo canciones navideñas.

Tras la noche, y al amanecer del día 25 de Diciembre de 1914, algunos soldados alemanes, salieron de sus trincheras enarbolando banderas blancas y caminando desarmados, se internaron en tierra de nadie. ¿Te imaginas el asombro y desconcierto que aquella escena provocaba entre los soldados aliados? Al poco rato soldados de uno y otro bando se hallaban en tierra de nadie intercambiando chocolate, tabaco, bebidas. Mostrándose fotografías y recuerdos de sus familias y confraternizando como buenos vecinos. A lo largo del día y en medio de aquel extraño clima de paz, cada uno de los bandos contendientes pudo recoger los cadáveres de los compañeros muertos en los combates anteriores. Llegaron a realizar oficios religiosos conjuntos e incluso jugaron algún que otro partido de fútbol.
Al regresar a sus respectivas trincheras y terminado el día de Navidad, aquellos hombres que se habían conocido entre sí, que se habían saludado y con quienes habían compartido sus sentimientos, sus fotos íntimas, las cartas de sus familiares… se negaron a luchar. Disparaban al aire o se avisaban y saludaban a gritos.
Cuando la noticia de la tregua llegó a los cuarteles generales de uno y otro bando los altos mandos tomaron las medidas oportunas para evitar que un hecho similar pudiera volver a suceder.
Muchos -no se sabe cuántos- soldados franceses fueron fusilados, como medida drástica para escarmentar al resto de sus compañeros. Los soldados alemanes fueron enviados a otro frente. Las cartas en las que los soldados narraban lo sucedido a sus familiares fueron interceptadas y destruidas y cualquier información -o la mayoría- que pudiera llegar a los periódicos británicos o franceses, censurada. Los franceses confiscaron los negativos de las fotografías que algunos soldados habían tomado durante la tregua, en donde se veían hombres de uno y otro bando posando amistosamente.
A lo largo de la Primera Guerra Mundial se volvieron a dar algunos sucesos similares, aunque ninguno tan generalizado como el de la Navidad de 1914.

Se han hecho películas y escrito novelas narrando aquel extraordinario suceso.
Paul McCartney lo recordó en su tema “Pipes of Peace” (Pipas de la paz) de 1983.
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El texto que antecede me lo envió un lector y como tras la primera, vino la II Guerra Mundial, que luego fue seguida de “cientos de guerras más” y como hoy mismo “suenan tambores de guerra”, que en realidad nunca dejaron de sonar; me he acordado de estos hechos y quiero difundirlos puesto que si hoy no hay trincheras pero la guerra sigue y seguirá por ni sabemos cuántos siglos más; hoy y por si alguno aún no se ha dado cuenta… hay una nueva guerra mundial por el control del petróleo; que si bien lo han bajado de precio, pero no es ello por gusto, sino para hundir a los que no puedan competir con estos precios… o sea lo de siempre GUERRAS COMERCIALES O DE INTERESES. Sobre éstos que hoy aludo tengo ya escritos muchos artículos, pero no sirvieron para nada, además hoy se mata mucho más, asesinando sin piedad a la población civil, para crear un terror ya incalificable, mientras nos hablan del terror que a los mayores terroristas y que como siempre LES INTERESA CULPAR A OTROS; MIENTRAS ELLOS, están bien atrincherados en sus palacios y lujosos despachos, riéndose de las masas condenadas. Y al final y como siempre “esta guerra va a durar”, PUESTO QUE LA GUERRA Y COMO SIEMPRE ES UN GRAN NEGOCIO PARA QUIENES LA PROVOCAN.

Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
www.jaen-ciudad.es (aquí mucho más)

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Antonio García Fuentes

Empezó a escribir en prensa y revistas en 1975 en el “Diario Jaén”. Tiene en su haber miles de artículos publicados y, actualmente, publica incluso en Estados Unidos. Tiene también una docena de libros publicados, el primero escrito en 1.965, otros tantos sin publicar y mucho material escrito y archivado. Ha pronunciado conferencias, charlas y coloquios y otras actividades similares.

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