No más Mentiras

Antonio García Fuentes

Por la Costa Azul hacia Niza y Mónaco

Por la Costa azul hacia Niza y Mónaco

Amanece el domingo veintiséis de Junio, a las siete ya me encuentro levantado puesto que no me agradan «las prisas» y aun cuando la llamada la tenemos a las 7,30 prefiero tomar tiempo suficiente para prepararme concienzudamente para la etapa que hoy nos espera y que será bastante larga e incómoda.
A las ocho estamos desayunando y a las 8,30 nos encontramos ya en la autopista que nos llevará hasta la frontera y continuará hasta nuestro destino de hoy que será la ciudad de Niza, capital de la «Costa Azul».- El día se presenta nublado e incluso nos llueve antes y después de cruzar la cordillera pirenaica y la frontera francesa.

Entramos en el Rosellón, condado que fue español y perteneciente a la Corona de Aragón y el que mediante el tratado denominado de «Los Pirineos», fue cedido a Francia en 1.659.- Aquí aún existen costumbres «catalano-españolas», e incluso observo al paso, algunas banderas donde figuran las famosas barras del escudo del antiguo reino español.- También aquí existen costumbres españolas de mucho más al Sur de la Península Ibérica, como por ejemplo son las corridas de toros.
Y por otra parte, debemos recordar -o saber- que nada menos que «Jaime I El Conquistador» (Rey de Aragón) nació en Montpellier en 1.208 en el castillo de «Salses» o Salces, el que fuera mandado construir por Pedro I, Rey también de Aragón y de Navarra, todo lo cual nos indica que estas tierras fueron pertenecientes a reinos españoles durante muchos siglos.
La mañana va transcurriendo mientras nuestro autocar rueda por estas muy buenas autopistas y tras largo y cansado viaje, atravesando los campos de Francia (ya descritos en otro de mis anteriores relatos) llegamos (por fin) al restaurante donde tenemos prevista y concertada la comida del medio día y donde podemos llegar tras «un despiste» de nuestros guías, lo que nos ocasiona unos treinta minutos de retraso.- Son las 13,30 h. cuando entramos en lo que será «nuestro comedor».
Donde nos encontramos es un «estudiado y comercial establecimiento dedicado exclusivamente a dar comidas en serie a grupos de viajeros», es amplio e incluso tiene un pequeño jardín interior en el centro del mismo, el que convertido en invernadero, sirve igualmente para iluminar todo el recinto con luz del día, o sea «todo estudiado» para con un mínimo gasto de todo, dar un servicio a tenor «con los tiempos»…Deduzca sino el lector, puesto que dos camareras nos sirven la comida a los 37 miembros del grupo auxiliados por carritos y todo ello «en un abrir y cerrar de ojos» y de forma «automática» ya que ni te miran siquiera, parecen «muñecos autómatas», todo viene ya preparado de las cocinas que indudablemente son de tipo «cuartelero u hospitalario»…el vino, hay que ir a comprarlo a un mostrador atendido por una persona, que lo sirve «al grifo» como la cerveza, o sea que hay instalados tres grifos de vino (blanco, tinto y «rosado» de muy baja calidad) los que te venden en botellas de diferentes tamaños y que te cobran al precio de «un buen vino embotellado de los que disfrutamos en España».- También te venden cerveza, agua mineral e incluso café servido en recipiente de plástico y con cucharilla (material del denominado de «usar y tirar») todo lo cual has de pagarlo de inmediato y llevarlo tú a tú propia mesa…»o sea una delicia de disfrute del placer de la mesa»…¡Progreso…¿qué progreso?…!.
Este establecimiento está situado cerca de Montpellier, al borde de una carretera cercana a la ciudad y fuera de la red de autopistas, tiene una capacidad para 500/600 plazas, a las que les sirven igual tipo de comida, o sea que todo el que comió junto a nosotros comió exactamente lo mismo (una tartaleta o pastelito de «no sé qué», un trozo de pavo frito emborrizado en pan rallado o harina con guarnición de patatas fritas y un postre de helado industrial «con diminuta palita (no cucharilla) de plástico», el agua (ponen agua «corriente y gratis») nos la sirvieron (mejor dicho estaba ya servida en la mesa) en botellas usadas y que en algún momento sirvieron para vino «de marca»…el nombre del establecimiento es el de «Restobull» e indico el nombre, para que si pasan por allí, pasen de largo pues aquello no merece la pena ni ser visitado, es algo así como el «summum del turismo llevado al rebaño de borregos»…mejor comer un «bocadillo» y una cerveza sentados al borde de una carretera cualquiera y reservarse para mejor ocasión en que se pueda disfrutar de algo que se denomina…»r-e-s-t-a-u-r-a-n-t-e», y que tristemente está desapareciendo, lo que nos dice bien a las claras la decadencia en este sentido en lo que a «masas» se refiere…indudablemente, «lo bueno no puede llegar a todos y al mismo tiempo, quizá por aquello de que todo tiene su tiempo».
Salimos de este «comedor militarizado», hace calor puesto que el Sol ha salido con fuerza a media mañana y estamos muy cercanos al Mediterráneo.- Por curiosidad miro el «cuenta pasos» que llevo en mi bolsillo, para saber lo que ando cada día y observo que sólo he andado hoy…»mil doscientos pasos», los que han sido recorridos en las diferentes «subidas y bajadas» al autocar…sonrío al comprobar que aún no he andado ni un solo km., pues los mil doscientos pasos equivalen a algo así como a «tres cuartos de kilómetro», o sea que en gran manera, el turismo moderno es «ir embalado hasta casi el destino» en la mayoría de jornadas de este tipo de turismo «de masas».
He encendido un puro y paso a fumarlo en lo que jocosamente llamo «la terraza» y que como habrán adivinado es la parte trasera del autocar, donde me acompañan otros fumadores.
Proseguimos viaje el que ya resulta monótono y cansado y va pasando la calurosa tarde de verano, cuyos efectos notamos incluso dentro del autocar y pese a la refrigeración que tiene y que no funciona de forma óptima.- A las 19 h. estamos entrando en Niza.- María-Jesús, nuestra guía nos dirige al denominado «Paseo de los Ingleses» (fueron los ingleses los que descubrieron esta costa para disfrutar apacibles vacaciones en el pasado siglo) o Paseo Marítimo de la ciudad y que es la vía más atractiva de la misma, por cuanto a ella dan fachada los principales edificios que dieron nombre y fama a esta urbe, está profusamente ajardinada y todo ello lo acrecienta la suave bahía que aquí forma la costa, la que bordea una playa de no mucha anchura pero la que cuidan al máximo.
Lamentablemente en este bello paseo ha ocurrido hoy «un acontecimiento moderno que nos va a obstaculizar su recorrido».- Resulta que ha tenido lugar una carrera de motocicletas y todo él está lleno de señalizadores plásticos de carreteras, balas de paja que forman «defensas» y todo ello lo están recogiendo muy pausadamente unos obreros auxiliados por camiones y diferentes gendarmes que dirigen el tráfico que resulta lentísimo, además se observan en estos bellos jardines, todos los deshechos que han dejado «la masa» de espectadores al tal acontecimiento (enormes cantidades de vasos y otros envases de bebidas refrescantes consumidos en el lugar, acrecentado por otros envases plásticos que de momento afean todo)… por todo ello vamos a perder un tiempo precioso en esta lentísima circulación la que en un determinado momento «nos expulsa del paseo» y todo ello nos hará llegar tarde al modesto restaurante («solo para grupos») donde nos darán la cena (que no merece ni mencionarla puesto que es comida similar a la del medio día) y luego al «hotel Saphir» y por descontado nos impedirá dar «una vuelta por la ciudad, como estaba previsto».
Afortunadamente el hotel es moderno, bien instalado, de proporciones «humanas» y por tanto muy confortable, pero en el que -y debido a lo ya comentado- apenas podremos descansar y hacer otra cosa que tomar una refrescante ducha o baño, cambiarnos de ropa y de nuevo salir a tomar «un nuevo autocar» puesto que… (Finaliza en el II)
Tenemos prevista «visita nocturna al cercano Principado de Mónaco», al que nos llevará otro transporte por causas de «competencias o imposiciones gremiales que no permiten intrusismos foráneos»…?.- Pese a lo antes dicho, no ha sido posible encontrar guía local, por lo que nos acompañará «la nuestra pero como guía de piedra» (le está prohibido ejercer al no ser nativa de aquí).
A las 22.30 h. nos recoge en el hotel «un pequeño autocar conducido por un malhumorado conductor», al que por cuanto gruñe, le han estropeado sus planes de descanso la llegada no prevista de este grupo de españoles (la visita la contrató nuestra guía sobre la marcha y no para todo el grupo…»o sea todo deprisa e improvisando…a lo español».
Se inicia el recorrido, el que realizaremos a la ida, por la que se nos dice se denomina…»la carretera alta», la que serpentea por los altos y abruptos acantilados que prácticamente unen las dos ciudades.- En este nocturno trayecto, el que quizá estamos realizando a más velocidad de la que la prudencia aconseja y quizá todo ello, por «la mala uva que porta el referido conductor francés o monegasco».- Al paso vamos viendo la panorámica nocturna de este litoral que es muy atractiva, mientras María-Jesús nos relata un boceto del pequeño «y peculiar reino» que vamos a visitar… al menos ella con muy buena voluntad lo hace, puesto que llegado al principado…»ha de permanecer muda»; le agradecemos todo ello.
Llegamos al principado en «unos treinta minutos» y «deprisa y corriendo», se detiene el autocar en los subterráneos que hay para este tipo de aparcamientos y que están excavados en la roca viva (aquí se ha aprovechado todo al milímetro…»tierra y roca») y de donde parten unas escaleras mecánicas y ascensores, que con gran rapidez nos trasladan a la cima de esta gran roca,(1) donde lo primero que visitamos es «la fachada» del gran museo y laboratorio oceanográfico, «gloria de este pequeño estado» y el que debido a expediciones e investigaciones que aún prosiguen, ha aportado grandes avances sobre los conocimientos de los océanos y mares de nuestro planeta, teniendo en su interior unas grandes muestras de especies vivas de estos mares, todo lo cual no podremos ver, sencillamente porque…»son más de las once de la noche y está cerrado».- Nos dirigimos de inmediato a la explanada que existe ante el «palacio del hoy Príncipe Rainiero III» (es un pequeño castillo) el que vemos con rapidez y luego nos son mostradas dos casas «señoriales», que se nos asegura son de las dos hijas «del príncipe», una de las cuales «vive con su actual guardaespaldas, con el que ya tiene un hijo» (esta familia siempre está «en los periódicos» por una u otra causa, quizá ello forme parte de la gran propaganda o promoción que necesita este «país de cuento o fantasía», cuya continuidad peligra en la actualidad ya que no existe descendencia directa y que según las leyes que lo rigen… pueda asumir «la corona» a la muerte del ya viejo Rainiero y en cuyo caso, el territorio se lo anexionaría la República Francesa o mejor dicho… Francia).
Con toda rapidez emprendemos de nuevo «la marcha» ya que hemos de visitar el famoso casino de Montecarlo.- Al paso observamos la gran limpieza, silencio y orden que denota este pequeño estado, el que cuida todo ello como «vital para su continuidad y supervivencia y ello por causas obvias»… este es un lugar de placer, descanso, reposo y quiere ser… «un oasis para huir del mundanal ruido… todo aquel que pueda costear los altos precios que aquí rigen para todo».
Llegamos al casino… «bueno a la plaza del casino», puesto que no podremos entrar ya que el tiempo no lo permite, puesto que hemos de regresar a una muy limitada hora ya prevista y que «el descontento y ya citado chófer galo, quiere acortar aún más».
Cansado y «bastante cabreado» me separo del grupo y decido sentarme en aquella plaza en una bonita terraza que he visto, mi esposa y amigos Paco y Loly coinciden con mi decisión y me siguen.- Por fin vamos a reposar un poco, solo un poco… nos encontramos sentados en la terraza del…»Le Café de París», el que como el ya citado y famoso casino, se encuentran situados en la denominada, «Plaza de Camembert».- El conjunto que forma y compone esta plaza es maravilloso, puesto que todos los edificios que la circundan son armónicos y ello unido a los muy bonitos jardines y fuentes que en ellos existen, transmiten un encanto que esta noche se acrecienta con la iluminación que existe y el clima veraniego y de calor atenuado que hace esta noche.- Curiosamente observo en estos jardines cuatro olivos y los que con sus «plateadas hojas» destacan en esta noche monegasca.- Es claro que me recuerdan a los innumerables campos de olivos de mi tierra natal (Jaén y su “mar de olivos”).
Con verdadero placer vamos a disfrutar (al menos yo) del poco tiempo que nos queda de estancia aquí, ya que solo disponemos de «cincuenta minutos», que pienso disfrutarlos «segundo a segundo» viendo lo que pueda ver…»desde mi asiento y mientras me fumo cómodamente un cigarro puro… hasta donde llegue el fatídico tiempo concedido», a nosotros que por una excursión de tres horas (y sin guía oficial) nos han cobrado a razón de «tres mil quinientas pesetas por persona» (unos treinta dólares al cambio actual) y además hemos tenido que aguantar «las malas caras del citado chófer y sus excesivas prisas en acabar cuanto antes y dejarnos en nuestro hotel lo antes posible»…pobre hombre y pobre…TURISMO.
Efectivamente, estos cincuenta minutos «me supieron a gloria y no me importaron los precios pagados ni la invitación a nuestra mesa, que hicimos a nuestra apurada guía y la que encantada aceptó»… ya que muy confortablemente sentados y atendidos por un viejo y muy amable camarero español (mallorquín) tomamos un exquisito helado o exóticas bebidas frescas (yo tomé «piña colada»), fumé gran parte de mi puro y me recreé contemplando grandes perspectivas nocturnas de gran parte de este lugar tan placentero, abigarrado y poblado por mansiones y donde también existen «grandes colmenas para servicios y servidores», amén de un gran puerto para barcos de placer que en gran cantidad aquí están anclados esta noche y donde la variedad es enorme en tamaños y «lujos».
Pero llegan las O,10 horas (12,10 de «la media noche») hora fatídica en la que hay que subir a toda prisa en el autocar donde nos aguarda «el muy cabreado chófer», que es sin duda uno más de los innumerables «miembros de las masas ya ricas o con un buen poder adquisitivo ganado con cierta facilidad» y los que imbuidos en «sus derechos, no llegan ni a intuir el que también tienen… obligaciones, que rebasan los posibles compromisos de contratos más o menos tutelados por sindicatos de clase y que está acabando con la responsabilidad de lo que antes se denominaba el… TRABAJO BIEN HECHO»… «en fin, son los tiempos… pienso, sonrío y me acuerdo de la parte de puro que he tirado antes de subir a este incómodo autocar al servicio del turismo».
Bueno pues una vez más he de decir que «pasé por aquí», puesto que para ver medianamente bien este peculiar estado soberano, se necesitaría al menos un día y bien completo (24 horas) ya que aparte de lo ya descrito, existe un gran y cuidado «jardín exótico», que la guía dice es una maravilla y el que es digno de ser visitado, el puerto donde no hemos estado, el museo oceanográfico que es -repito- grandioso e igualmente, recorrer algunas de estas peculiares calles «a la luz del Sol» y algunas otras cosas que indudablemente habrá dignas de ser vistas u observadas, todo ello sería hacer verdadero turismo, pero hoy ello parece ser impensable por cosas y causas que ya he comentado en otros de mis relatos y que por tanto no repito… «Sí que diré lo que yo considero la síntesis de esta absurda vida moderna, que es… ir casi siempre deprisa y hacia ninguna parte».
Regresamos a nuestro hotel por «la carretera baja», la que discurre por igual orografía que «la alta» pero bordeando el litoral y paralela en muchos tramos a la vía férrea que une esta parte de Francia con la ya cercana Italia.- El regreso lo hacemos a aún mayor «prisa» y tenemos que sufrir los vaivenes del vehículo y los frecuentes «frenazos» de este pobre diablo de conductor, el que afortunadamente no tiene ningún percance («alabados sean todos los dioses») y nos deja «sanos y salvos» en nuestro alojamiento, donde seguidamente nos acostamos muy cansados ya que el recorrido de hoy ha podido aproximarse a los setecientos kilómetros según los cálculos que he hecho y que creo muy aproximados, si bien los mapas que llevo no tienen muy claros estos datos y me resulta difícil precisar.

(1) Mónaco está asentado en las últimas estribaciones de Los Alpes y es un promontorio rocoso, en el que existe una urbe que en realidad son tres (Mónaco, Montecarlo y la Condamine) teniendo «el reino» una población («oficial») de unos 28.000 habitantes

(1994)
Publicado el 09 de Agosto del 2017

Antonio García Fuentes
(Escritor)
www.jaen-ciudad.es

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Antonio García Fuentes

Empezó a escribir en prensa y revistas en 1975 en el “Diario Jaén”. Tiene en su haber miles de artículos publicados y, actualmente, publica incluso en Estados Unidos. Tiene también una docena de libros publicados, el primero escrito en 1.965, otros tantos sin publicar y mucho material escrito y archivado. Ha pronunciado conferencias, charlas y coloquios y otras actividades similares.

Lo más leído